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¡Vivir! CAPÍTULO II (4)
No pasaron ni dos días cuando vino Long Er. Había cambiado. Llevaba en la boca dos dientes de oro y lucía una sonrisa de oreja a oreja. Había comprado la casa y las tierras que habíamos hipotecado, y venía a visitar sus propiedades.
Dio pataditas al zócalo, pegó la oreja a la pared y le dio unas palmadas.
—Sólidas, sí señor —dijo.
Long Er se fue a dar una vuelta por las tierras. Cuando volvió, nos hizo una reverencia.
—Al ver esos campos tan verdes, me siento completamente tranquilo.
Al llegar Long Er, tuvimos que abandonar la que había sido nuestra casa durante generaciones para ir a vivir a un chamizo. El día de la mudanza, mi padre recorrió varias habitaciones con las manos a la espalda. Cuando acabó, le dijo a mi madre:
—Y yo que creía que moriría en esta casa...
Luego se sacudió el polvo de la ropa de seda y, con la cabeza bien alta, cruzó el umbral. Siguiendo su costumbre de siempre, mi padre se fue lentamente, con las manos a la espalda, camino de la tinaja del estiércol de la entrada del pueblo. Estaba anocheciendo, había unos cuantos aparceros trabajando. Todos sabían que mi padre ya no era el dueño, pero aun así lo saludaron llamándolo «Amo».
Mi padre esbozó una sonrisa.
—Ya no me llaméis así —les dijo agitando la mano.
Mi padre ya no estaba en sus tierras. Se dirigió con las piernas temblorosas a la entrada del pueblo, se paró delante de la tinaja del estiércol y miró a su alrededor. Luego se desabrochó los pantalones y se encaramó a la tinaja.
Ese día, en el crepúsculo, mi padre ya no gritó al cagar.
Miraba a lo lejos, con los ojos entornados, cómo se alejaba ese camino hacia la ciudad, desvaneciéndose poco a poco. Un aparcero que estaba allí cerca se agachó a cortar verdura.
Cuando el hombre se levantó de nuevo, mi padre ya no veía el camino.
Mi padre cayó de la tinaja. Al oír el ruido, el aparcero se volvió enseguida y lo vio tirado en el suelo, inmóvil, con la cabeza apoyada en la tinaja. Corrió, hoz en mano, hasta mi padre.
—Amo, ¿se encuentra bien? —le preguntó.
Mi padre parpadeó.
—¿De qué casa eres? —preguntó con voz ronca, mirándolo.
—Amo, soy Wang Xi —dijo el aparcero agachándose.
Mi padre pensó unos instantes.
—Ah, sí, Wang Xi. Wang Xi, tengo una piedra debajo que me está haciendo daño.
Wang Xi levantó el cuerpo de mi padre, hurgó debajo, encontró una piedra grande como un puño y la tiró a un lado. Mi padre volvió a quedar allí tumbado.
—Ahora sí que estoy cómodo —dijo con suavidad.
—¿Quiere que le ayude a levantarse? —preguntó Wang Xi.
—No es necesario —suspiró moviendo la cabeza—. ¿Me habías visto caerme alguna vez? —le preguntó.
—No, amo —dijo Wang Xi moviendo la cabeza.
Mi padre pareció alegrarse un poco.
—¿Es la primera vez que me caigo? —preguntó.
—Así es, amo —dijo Wang Xi.
Mi padre lanzó una risita, cerró los ojos, torció el cuello, y la cabeza se le deslizó hasta el suelo.
Ese día acabábamos de mudarnos al chamizo, y estábamos mi madre y yo poniendo orden. Fengxia, muy contenta, también participaba, sin saber que a partir de entonces todo serían sinsabores. Jiazhen volvía del lavadero con un barreño lleno de ropa cuando se encontró con Wang Xi, que venía corriendo.
—¡Joven ama, creo que el amo está en las últimas!
Desde el chamizo, oímos a Jiazhen gritando desde fuera:
—¡Madre! ¡Fugui! ¡Madre...!
No gritó mucho más y se puso a llorar desconsoladamente allí mismo. En ese momento, pensé que le había pasado algo a mi padre. Salí corriendo y vi a Jiazhen ahí parada, con el barreño de ropa por los suelos.
—¡Fugui, tu padre...! —gritó al verme.
Me zumbó la cabeza. Eché a correr con todas mis fuerzas hacia la entrada del pueblo. Cuando llegué a la tinaja del estiércol, mi padre ya no respiraba. Lo sacudí, lo llamé, pero no me respondió. Yo no sabía qué hacer. Me puse en pie y al girarme vi a mi madre venir corriendo con sus pies vendados, llorando y gritando. Tras ella venía Jiazhen con Fengxia en brazos.
没出两天,龙二来了。龙二的模样变了,他嘴里镶了两颗金牙,咧着大嘴巴嘻嘻笑着。他买去了我们抵押出去的房产和地产,他是来看看自己的财产。龙二用脚踢踢墙基,又将耳朵贴在墙上,伸出巴掌拍拍,连声说:
“结实,结实。”
龙二又到田里去转了一圈,回来后向我和爹作揖说道:
“看着那绿油油的地,心里就是踏实。”
龙二一到,我们就要从几代居住的屋子里搬出去,搬到茅屋里去住。搬走那天,我爹双手背在身后,在几个房间踱来踱去,末了对我娘说:
“我还以为会死在这屋子里。”
说完,我爹拍拍绸衣上的尘土,伸了伸脖子跨出门槛。我爹像往常那样,双手背在身后慢悠悠地向村口的粪缸走去。那时候天正在黑下来,有几个佃户还在地里干着活,他们都知道我爹不是主人了,还是握住锄头叫了一声:
“老爷。”
我爹轻轻一笑,向他们摆摆手说:
“不要这样叫。”
我爹已不是走在自己的地产上了,两条腿哆嗦着走到村口,在粪缸前站住脚,四下里望了望,然后解开裤带,蹲了上去。
那天傍晚我爹拉屎时不再叫唤,他眯缝着眼睛往远处看,看着那条向城里去的小路慢慢变得不清楚。一个佃户在近旁俯身割菜,他直起腰后,我爹就看不到那条小路了。
我爹从粪缸上摔了下来,那佃户听到声音急忙转过身来,看到我爹斜躺在地上,脑袋靠着粪缸一动不动。佃户提着镰刀跑到我爹跟前,问他:
“老爷你没事吧?”
我爹动了动眼皮,看着佃户嘶哑地问:
“你是谁家的?”
佃户俯下身去说:
“老爷,我是王喜。”
我爹想了想后说:
“噢,是王喜。王喜,下面有块石头,硌得我难受。”
王喜将我爹的身体翻了翻,摸出一块拳头大的石头扔到一旁,我爹重又斜躺在那里,轻声说:
“这下舒服了。”
王喜问:“我扶你起来?”
我爹摇摇头,喘息着说:
“不用了。”
随后我爹问他:
“你先前看到过我掉下来没有?”
王喜摇摇头说:
“没有,老爷。”
我爹像是有些高兴,又问:
“第一次掉下来?”
王喜说:“是的,老爷。”
我爹嘿嘿笑了几下,笑完后闭上了眼睛,脖子一歪,脑袋顺着粪缸滑到了地上。
那天我们刚搬到了茅屋里,我和娘在屋里收拾着,凤霞高高兴兴地也跟着收拾东西,她不知道从此以后就要受苦了。
家珍端着一大盆衣服从池塘边走上来,遇到了跑来的王喜,王喜说:
“少奶奶,老爷像是熟了。”
我们在屋里听到家珍在外面使劲喊:“娘,福贵,娘……”
没喊几声,家珍就在那里呜呜地哭上了。那时我就想着是爹出事了,我跑出屋看到家珍站在那里,一大盆衣服全掉在地上。家珍看到我叫着:
“福贵,是爹……”
我脑袋嗡的一下,拼命往村口跑,跑到粪缸前时我爹已经断气了,我又推又喊,我爹就是不理我,我不知道该怎么办,站起来往回看,看到我娘扭着小脚又哭又喊地跑来,家珍抱着凤霞跟在后面。 |
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