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CAPÍTULO 2-(6)第二回 王教头私走延安府 九纹龙大闹史家村(6) ...

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发表于 2019-12-15 13:25:15 | 显示全部楼层 |阅读模式
CAPÍTULO 2-(6)第二回 王教头私走延安府 九纹龙大闹史家村(6)
El instructor de armas Wang viaja en secreto a la prefectura de Yan'an;
Shi Jin Nueve Dragones causa un pandemónium en la Aldea de la Familia Shi

Durmieron toda la noche. Al amanecer del día siguiente el anciano se aproximó a la puerta de su dormitorio y escuchó quejarse a la madre de Wang Jin.—Huésped, ya amaneció ―llamó el anciano—. Es mejor que se levante.Inmediatamente Wang Jin salió y saludó a su anfitrión.
―Estoy levantado desde hace un rato—dijo—. Le hemos causado problemas anoche. Fue realmente incorrecto.
—¿Quién se quejó?—Para decirle la verdad, mi madre está exhausta de cabalgar. Anoche el corazón volvió a dolerle.
—¿En tal caso por qué no se quedan aquí unos días más? No se preocupe. Sé de un buen remedio para los dolores de corazón. Enviaré un sirviente a la capital del distrito y conseguiré un remedio para su madre. Dígale que se relaje y que se dedique a descansar.
Wang Jin se lo agradeció.
Pero basta de deialles insignificantes. Wang Jin y su madre permanecieron en la finca, y la anciana tomó su medicina. Luego de seis o siete días, sintió que había sanado. Wang Jin empacó sus pertenencias y se preparó para continuar viaje. Camino al establo para ver a su caballo, vio en un claro a un joven desnudo hasta la cintura, con todo el cuerpo tatuado con dragones azules. Su cara era redonda como una fuente de plata. Tenía más o menos diecinueve años, y estaba practicando con una vara.
Wang Jin lo observó un rato, y luego sin pensarlo dijo:
—No tiene mal estilo, pero le falta pericia. Eso no pararía a nadie que fuera realmente bueno.
El joven le oyó por casualidad.
—¿Quién eres tú para reírte de mi destreza?—le preguntó enfurecido—.He tenido ocho maestros de los mejores. ¡No pienses que no te puedo derribar! ¿Te atreves a probar conmigo?
Mientras hablaba, llegó el anciano.
—¡Nada de insolencias! —gritó.
—¿Qué derecho tiene este tipo de venir a burlarse de mi técnica?—protestó el muchacho.
―¿Huésped, sabe manejar una vara?—preguntó el anciano, en tono de duda.  
—Un poco—respondió Wang Jin—. ¿Puedo tomarme la libertad de preguntar cuál es su parentesco con este joven?
—Es mi hijo.
—Ya que es el joven señor, si quiere aprender, éste su humilde servidor puede darle unas cuantas indicaciones. ¿De acuerdo?
—Excelente—dijo el señor. Y le ordenó al joven―: Híncate de rodillas ante tu profesor.
Pero el muchacho no lo hizo.
—No te dejes embaucar por el parloteo de este bribón, papá—dijo exaltado—.¡Me hincaré ante él como profesor sólo si me puede golpear en combate…!
—Si el joven no lo toma en serio —dijo Wang Jin—, podemos tener un encuentro, sólo por diversión.
El muchacho se ubicó en medio del claro e hizo girar la vara sobre su cabeza, como si fuera un molino de viento.
—Entonces, avanza—exclamó—.¡Alcánzame, si tienes las agallas!
Wang Jin sonrió, pero no hizo movimiento alguno.
—Huésped, ya que está dispuesto a enseñar al muchacho—dijo el anciano—,¿por qué no lucha con él?
—Temo dañar al joven señor—se rió Wang Jin—.No se vería bien.
―Está bien. Si le rompe una mano o un pie, él se lo habrá buscado.
—Perdóneme, entonces—Wang Jin seleccionó una vara del estante de las armas, caminó hasta el claro, y tomó una posición.
El joven lo miró de reojo, luego levantó la vara y apuntó. Wang Jin se retiró rápidamente, arrastrando su arma. El muchacho echó a girar su vara y lo persiguió. De pronto Wang Jin se volvió y levantó el arma como si fuera a dar un hachazo. Su oponente levantó la suya para rechazarla. Pero Wang Jin retrajo su arma a toda velocidad y estoqueó el pecho de su adversario. El muchacho cayó de espaldas, y su vara salió volando hacia un costado.
Wang Jin abandonó su arma y se abalanzó a ayudar al joven.
―Estoy terriblemente apenado—dijo.
El muchacho se levantó. Trajo un taburete, sentó sobre él a Wang Jin, y se hincó de rodillas con todo respeto.
—He estudiado con muchos instructores —dijo—, pero no me enseñaron prácticamente nada. Maestro, sólo me queda implorar su consejo.
—Mi madre y yo hemos abusado de su familia por muchos días, sin tener cómo mostrar nuestra gratitud. Lo justo es que haga cuanto pueda.
El anciano se mostró muy complacido. Le dijo a su hijo que se vistiera, y todos se dirigieron a un salón de la parte trasera, donde se sentaron. El dueño de casa ordenó a un criado sacrificar un camero y preparar vino, comida y fruta. Luego invitó a Wang Jin y a su madre a que se le unieran en un banquete.
Cuando los cuatro estuvieron sentados a la mesa, el anciano sirvió el vino. Levantándose, brindó por Wang Jin.
—Con su notable destreza, debe ser instructor de armas—dijo—. Mi hijo "tiene ojos, pero no puede reconocer el monte Taishan".
Wang Jin se rió.
—"A un hombre veraz, uno le dice la verdad". El nombre de este sirviente no es Zhang, sino Wang Jin. Soy un instructor de armas de la Poderosa Guardia Imperial de la Capital del Este. Todos los días practico con varas y lanzas. Gao Qiu, que acaba de ser designado comandante de la Guardia Imperial, fue golpeado una vez por mi padre, ha estado anhelando vengarse, y quiere hacerlo conmigo. Al estar yo bajo sus órdenes, no puedo enfrentármele, así que he huido con mi madre. Ahora nos dirigimos hacia la prefectura de Yan’an, para unirnos a la guarnición de la frontera que comanda el viejo general Zhong. Nunca sospechamos que llegaríamos aquí y que seríamos tan bien tratados por usted, señor, y por su hijo. Usted ha curado a mi madre y nos ha tenido como huéspedes durante varios días. Realmente hemos abusado demasiado de su bondad. Si su hijo quiere aprender, este sirviente le enseñará con gusto sincero. Lo que él ha aprendido hasta ahora es un repertorio de maniobras para deslumbrar. Se ven bien, pero no sirven en el combate. Le enseñaré desde el principio.
—Hijo mío —dijo el anciano—, admite tu derrota. Híncate de nuevo ante tu profesor.
El joven obedeció.
—Déjeme contarle, honrado maestro—continuó el anciano—, mi clan ha vivido siempre aquí en la región de Huayin. Allí ante nosotros está el monte Shaohua. El pueblecito se llama la Aldea de la Familia Shi. Las trescientas o cuatrocientas familias que habitan ahí se apellidan Shi. Mi hijo, desde su infancia, no ha tenido ningún interés por la agricultura, y sólo le interesa jugar con armas. Su madre trató en vano de disuadirlo, y finalmente murió de preocupación. Tuve que permitirle seguir su camino. No sé cuánto dinero he gastado en profesores de armas. También pagué a un experto tatuador para que le decorara los brazos y el pecho con dragones, nueve en total. Por esa razón es conocido en toda la región como Shi Jin Nueve Dragones. Es provechoso el que haya venido, instructor, y pueda completar su entrenamiento. Le recompensaré con generosidad.
Wang Jin estaba encantado.
—Descanse tranquilo, anciano—dijo—.
Si ese es su deseo, este servidor le enseñará bien.

次日,睡到天晓,不见起来。庄主太公来到客房前过,听得王进老母在房里声唤。太公问道:客官失晓,好起来。"王进听得,慌忙出房来,见太公施礼,说道:“小人起多时了。夜来多多搅扰,甚是不当。”太公问道:“谁人如此声唤?”王进道:“实不相瞒太公说:老母鞍马劳倦,昨夜心疼病发。”太公道:“既然如此,客人休要烦恼,教你老母且在老夫庄上住几日。我有个医心疼的方,叫庄客去县里撮药来与你老母亲吃。教他放心慢慢地将息。”王进谢了。
话休絮烦。自此,王进子母二人在太公庄上,服药,住了五七日,觉得母亲病患痊了,王进收拾要行。当日因来后槽看马,只见空地上一个后生脱膊着,刺着一身青龙,银盘也似一个面皮,约有十八九岁,拿条棒在那里使。王进看了半晌,不觉失口道:“这棒也使得好了,只是有破绽,赢不得真好汉。”那后生听得大怒,喝道:“你是什么人,敢来笑话我的本事!俺经了七八个有名的师父,我不信倒不如你!你敢和我叉一叉么?”说犹未了,太公到来,喝那后生:“不得无礼!”那后生道:“叵耐这厮笑话我的棒法!”太公道:“客人莫不会使枪棒?”王进道:颇晓得些。敢问长上,这后生是宅上何人?”太公道:“是老汉的儿子。”王进道:“既然是宅内小官人,若爱学时,小人点拨他端正,如何?”太公道:“恁地时十分好。”便教那后生:“来拜师父。”那后生那里肯拜?心中越怒道:“阿爹,休听这厮胡说!若吃他赢得我这条棒时,我便拜他为师!”王进道:“小官人若是不当真时,较量一棒耍子。”那后生就空地当中把一条棒使得风车儿似转,向王进道:“你来!你来!怕的不算好汉!”王进只是笑,不肯动手。太公道:“客官,既是肯教小顽时,使一棒,何妨?”王进笑道:“恐冲撞了令郎时,须不好看。”太公道:“这个不妨。若是打折了手脚,亦是他自作自受。”王进道:“恕无礼!”去枪架上拿了一条棒在手里,来到空地上使个旗鼓。那后生看了一看,拿条棒滚将入来,迳奔王进。王进托地拖了棒便走。那后生轮着棒又赶入来。王进回身把棒望空地里劈将下来。那后生见棒劈来,用棒来隔。王进却不打下来,将棒一掣,却望后生怀里直搠将来。只一缴,那后生的棒丢在一边,扑地望后倒了。王进连忙撇了棒,向前扶住道:“休怪,休怪!”那后生爬将起来,便去旁边掇条凳子纳王进坐,便拜道:“我枉自经了许多师家,原来不值半分!师父,没奈何,只得请教!”王进道:“我子母二人连日在此搅扰宅上,无恩可报,当以效力。”(联系QQ,752429345)
太公大喜,教那后生穿了衣裳,一同来后堂坐下,叫庄客杀一个羊,安排了酒食果品之类,就请王进的母亲一同赴席。四个人坐定,一面把盏。太公起身劝了一杯酒,说道:“师父如此高强,必是个教头;小儿‘有眼不识泰山’。”王进笑道:“‘奸不厮欺,俏不厮瞒’,小人不姓张,俺是东京八十万禁军教头王进的便是。这枪棒终日搏弄。为因新任一个高太尉,原被先父打翻,今做殿帅府太尉,怀挟旧仇,要奈何王进。小人不合属他所管,和他争不得,只得子母二人逃上延安府去投托老种经略相公处勾当。不想来到这里,得遇长上父子二位如此看待;又蒙救了老母病患,连日管顾,甚是不当。既然令郎肯学时,小人一力奉教。只是令郎学的都是花棒,只好看,上阵无用。小人从新点拨他。”太公见说了,便道:“我儿,可知输了!快来再拜师父。”那后生又拜了王进。太公道:“教头在上:老汉祖居在这华阴县界,前面便是少华山。这村便唤做史家村,村中总有三四百家都姓史。老汉的儿子从小不务农业,只爱刺枪使棒;母亲说他不得,一气死了。老汉只得随他性子,不知使了多少钱财投师父教他。又请高手匠人与他刺了这身花绣,肩膊胸膛,总有九条龙。满县人口顺,都叫他做'九纹龙'史进。教头今日既到这里,一发成全了他亦好。老汉自当重重酬谢。”王进大喜道:“太公放心!既然如此说时,小人一发教了令郎方去。”

They slept all night. By dawn the following day they still hadn't emerged from their room, and the squire approached their door. He heard Wang Jin's mother groaning.
“It's already dawn, guest,” called the old man. “You'd better rise.”
Wang Jin hurried outside and greeted his host. “I've been up for some time,” he said. “We put you to a lot of trouble last night. It really wasn't right.”
“Who was groaning just now?”
“To tell you the truth, my mother is exhausted from riding. Last night her heart began paining her again.”
“In that case why not stay on here a few more days? Don't worry. I know a good prescription for pains of the heart. I'll send a servant to the county town and get some medicine for your mother. Tell her to set her mind at ease and just rest.”
Wang Jin thanked him.
But enough of petty details. Wang Jin and his mother remained at the manor, and the old lady took the medicine. After six or seven days she felt that her illness was cured. Wang Jin packed their belongings and prepared to continue their journey. On his way to the stable to look at his horse he observed in a clearing a young man stripped to the waist with blue dragons tattooed all over his body. His face was as round as a silver platter. About nineteen, he was practising with a staff.
Wang Jin watched for a while, then said without thinking: “Not a bad style, but it has weaknesses. It wouldn't stop anyone who was really good.”
The young man overheard him. “Who are you to laugh at my skill?” he demanded angrily. “I've had eight of the best teachers. Don't think I can't knock you down! Do you dare have a go with me?”
As he was speaking, the squire came along. “None of your insolence,” shouted the old man.
“What right has this fellow to laugh at my technique?” the boy asked.
“Do you know how to wield a staff, guest?” queried the squire.
“A little,” replied Wang Jin. “May I presume to ask, sir, what this young man's relationship is to you?”
“He is my son.”
“Since he is the young master, if he wishes to learn, your humble servant can give him a few pointers. Is that agreeable?”
“Excellent,” said the squire. And he directed the young man: “Kowtow to your teacher.”
But the boy would have none of it. “Don't be taken in by this varlet's talk, pa,” he said hotly. “I'll kowtow to him as my teacher only if he can beat me at staves!”
“If the young master won't take it seriously,” said Wang Jin, “we can have a bout, just for fun.”
Standing in the center of the clearing the boy whirled his staff over his head like a windmill. “Come on, then,” he exclaimed. “Come at me, if you have the nerve!”
Wang Jin smiled, but he made no move.
“Since you're willing to teach the boy, guest,” said the squire, “why not joust with him?”
“I'm afraid I'll hurt the young master,” Wang Jin laughed. “It wouldn't look nice.”
“That's all right. If you break his hand or foot he'll have brought it on himself.”
“Forgive me, then.” Wang Jin selected a staff from a weapons rack, walked into the clearing and struck a stance.
The young man looked him over, then raised his staff and charged. Wang Jin quickly withdrew, trailing his weapon. The boy flourished his staff and gave chase. Suddenly Wang Jin turned and lifted his weapon as if to hack down. His opponent raised his own staff to parry. But Wang Jin swiftly retracted his weapon, then thrust it against his adversary's chest. The boy fell flat on his back, his staff flying off to the side.
Wang Jin cast his weapon away and hurried to help the young man. “I'm terribly sorry,” he said.
The boy crawled to his feet. He brought over a stool, seated Wang Jin upon it and kowtowed respectfully. “I've studied with many instructors,” he said, “but they've taught me practically nothing. Teacher, all I can do is beg for your guidance.”
“My mother and I have imposed on your household for several days with no way to show our gratitude. It's only right that I should do my best.”
The squire was very pleased. He told his son to dress, and all went to a rear hall and sat down. The old man ordered a vassal to slaughter a sheep and prepare wine and food and fruit. Then he invited Wang Jin and his mother to join him in a feast.
When the four were seated at the table the old man poured out the wine. Rising, he toasted Wang Jin. “With your remarkable skill, you must be an arms instructor,” he said. “My son 'has eyes but didn't recognize Mount Taishan.'”
Wang Jin laughed. '“To a true man, one tells the truth.' Your servant's name isn't Zhang, it's Wang Jin. I'm an arms instructor in the Eastern Capital's Mighty Imperial Guards. I play with spears and staves every day. Gao Qiu, who has just been appointed commander of the Imperial Guards, was once beaten by my father. He's been longing for revenge and wants to take it out on me. Being under his command, I can't stand up against him. So I've run off with my mother. We're heading for Yan'an Prefecture to join the border garrison commanded by Old General Zhong. We never expected that we would come here and be so well treated by you, sir, and your son. You've cured my mother's illness and entertained us for days. We've really imposed too much. If your son wants to learn, your servant will gladly teach him with all his heart. What he's learned so far are a lot of flashy manoeuvres. They look good, but they're of no use in combat. I'll teach him from the beginning.”
“My son,” said the squire, “admit your defeat. Kowtow to your teacher once again.” The young man did so.
“Let me tell you, honored teacher,” the old man continued. “My clan has always lived here in Huayin County. There before us is Mount Shaohua. The village is called Shi Family Village. All of the three or four hundred families in it are named Shi. My son, since childhood, has had no interest in farming. He cares only for play with weapons. His mother tried in vain to talk him out of it. She finally died of worry. I had to let him have his way. I don't know how much money I've spent on weapons teachers. I also paid a skilled tattooist to decorate his arms and chest with dragons—nine in all. For that reason he's known throughout the county as Nine Dragons Shi Jin. It's good that you've come, Instructor, and can complete his training. I'll reward you handsomely.”
Wang Jin was delighted. “Rest assured, old squire,” he said. “If that is your wish, your servant will teach him well.”
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