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CAPÍTULO 2-(2)第二回 王教头私走延安府 九纹龙大闹史家村(2)

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发表于 2019-12-15 00:58:31 | 显示全部楼层 |阅读模式
CAPÍTULO 2-(2)第二回 王教头私走延安府 九纹龙大闹史家村(2)
El instructor de armas Wang viaja en secreto a la prefectura de Yan'an;
Shi Jin Nueve Dragones causa un pandemónium en la Aldea de la Familia Shi

Wang se había casado con una hermana menor del emperador Zhe Zong antes de que éste asumiera el trono, cuando reinaba todavía el emperador Shen Zong. Sentía una debilidad por los aventureros, y tenía el séquito lleno de ellos. Gao le cayó bien desde el momento en que llegó el sirviente con la carta del letrado. Redactó inmediatamente una respuesta, en que lo aceptaba como parte del servicio. Y de allí en adelante Gao permaneció con el príncipe, yendo y viniendo como uno más de la familia.
Como dice el antiguo refrán: "La lejanía distancia a los amigos lejanos, la proximidad aproxima a los cercanos." Para celebrar su cumpleaños, el joven príncipe invitó al príncipe Duan, hermano menor de su esposa, y ordenó que sirvieran un banquete. Duan había sido el décimo primer hijo del emperador Shen Zong y era hermano del emperador actual, Zhe Zong. El noveno príncipe real, como era llamado, estaba a cargo del equipaje imperial, y era un hombre inteligente y apuesto, hábil diletante en todas las formas del entretenimiento. Sus talentos incluían el laúd, el ajedrez, la caligrafía, la pintura y el balonpié. También era bueno como músico, cantante y bailarín.
Aquel día el joven príncipe ofreció un banquete con los mejores manjares de tierra y mar. Sentó al noveno príncipe real Duan en la silla de honor y tomó asiento frente a él. Luego de varias copas de vino y dos series de platos, el príncipe Duan salió a hacer sus necesidades, y a la vuelta se detuvo en la biblioteca, donde se le unió el joven príncipe. Allí Duan se sintió atraído por un par de pisapapeles que eran leones tallados en jade blanquecino, sumamente bien hechos y de exquisito detalle.
El príncipe Duan los levantó y no lograba dejarlos en su lugar.
—Bellísimos—murmuró.
―El mismo artesano hizo también un sujetador de pinceles en jade, con la forma de un dragón—dijo el joven príndpe—. No lo tengo a mano, pero mañana lo encontraré y te lo haré llegar con estos pisapapeles.
—Eso es muy amable de tu parte. Estoy seguro de que el dragón ha sido labrado aún más finamente que los leones.
—Mañana lo haré llegar al palacio; allí podrás verlo con tus propios ojos.
El príncipe Duan le dio las gracias, y volvieron a la mesa del festín, donde siguieron comiendo hasta el crepúsculo. Al despedirse ambos estaban ebrios. El prínápe Duan se despidió del príncipe consorte y volvió a su palacio.
Al día siguiente el joven príncipe encontró el sujetador de pinceles tallado en forma de dragón. Lo metió en una cajita de oro, junto con los pisapapeles de jade, envolvió la cajita con seda dorada, escribió unas líneas para el caso, y ordeno a Gao entregar el presente. Gao se dirigió directamente al palacio del príncipe Duan. Allí el portero informó de su llegada al mayordomo, quien salió.
―¿De qué residencia oficial viene?
Gao Qiu hi2o una referencia.
―El príncipe consorte Wang me ha dado instrucciones para que entregue estos objetos de jade al príncipe real.
―Su Alteza está en el patio central jugando balonpié con unos jóvenes eunucos. Puede entrar.
—¿Puedo molestarlo y pedirle que me muestre el camino?
El mayordomo condujo a Gao hasta la puerta del patio interior, donde cuatro o cinco eunucos pateaban una pelota con el príncipe Duan. Este llevaba un sombrero blando de seda, en el estilo Tang, y una bata morada con un dragón imperial bordado. La bata estaba metida en la parte delantera, debajo de la bolsita oficial que el príncipe llevaba a la cintura. Llevaba unas botas decoradas con fénix voladores bordados en hilo de oro.
Gao no se atrevió a interrumpir. Se puso detrás de unos sirvientes y esperó. La fortuna lo favoreció: la bola voló junto al príncipe Duan, quien no pudo atajarla, y rodó a través de la multitud, hasta los pies de Gao Qiu. En un momentáneo gesto de arrojo, la pateó de vuelta donde el príncipe, con un "giro de áñade y pato mandarín".
Aquello deleitó a Duan, quien preguntó:
―¿Quién eres?
Gao cayó de rodillas.
—Un mandadero del príncipe consorte Wang. Mi Señor me ha ordenado entregar a Su Alteza dos regalos de jade, y una carta que los acompaña.
El príncipe real sonrió.
―Mi cuñado siempre tan considerado.
Gao Qiu presentó la carta. El príncipe Duan abrió la caja, observó las piezas de jade, y las entregó a su mayordomo principal.
—Así que sabes patear una bola—le dijo a Gao—. ¿Cómo te llamas?
Gao cruzó respetuosamente los brazos sobre el pecho y cayó de rodillas.
—Su sirviente se llama Gao Qiu. Algún tiempo he pasado con la pelota en el campo.
—Bien—dijo el príncipe—. Ven y únete al juego.
—¡Un hombre de mi rango! No me atrevería a jugar con Su Alteza.
—¿Por qué no? Esta es la Liga Altas-Nubes, conocida como el Círculo de la Vuelta Entera. Está abierta a cualquiera.
Gao Qiu siguió negándose. Pero cuando el príncipe real insistió, tuvo que hincarse de rodillas, suplicar perdón por su atrevimiento, y entrar corriendo al campo. La inspiración permitió que Gao Qiu luciera todas sus habilidades. Hizo unas cuantas fintas con la pelota, y el príncipe gritó su aprobaáón. Sus movimientos y su estilo eran un placentero espectáculo. Se mantenía tan cerca a la bola que ésta parecía pegada a sus pies.
El príncipe Duan estaba encantado. No permitió que Gao se fuera y lo hizo dormir en el palacio. Al día siguiente ordenó un banquete y envió una invitación al joven príncipe.
Al no volver Gao aquella noche, el joven príncipe empezó a preguntarse si se podía confiar en él. Pero entonces llegó el portero a anunciar:
—Ha llegado un mensajero del noveno príncipe real con una invitación para que Su Excelencia asista a un banquete en su palacio. El joven príncipe salió, recibió al mensajero y leyó la invitación. Luego montó en su caballo y partió hacia el palacio. Al desmontar se dirigió directamente donde el príncipe Duan.
El noveno príncipe real le agradeció los dos presentes de jade, y juntos entraron al comedor.
―Tu Gao juega bien al balonpié—dijo el príncipe Duan—.
Me gustaría tenerlo como sirviente. ¿Qué piensas sobre ello?
―Si es de alguna utilidad, Alteza, por cierto, que sirva en el palacio.
El príncipe Duan alzó su copa de vino, y agradeció al joven príncipe. Ambos charlaron y comieron hasta el anochecer, cuando el joven príncipe volvió a su residencia. Sobre él no diremos más.

这太尉乃是哲宗皇帝妹夫,神宗皇帝的驸马。他喜爱风流人物,正用这样的人。一见小苏学士差人持书送这高俅来,拜见了,便喜。随即写回书,收留高俅在府内做个亲随。自此,高俅遭际在王都尉府中,出入如同家人一般。自古道:“日远日疏,日亲日近。”忽一日,小王都太尉庆诞生辰,分付府中安排筵宴,专请小舅端王。这端王乃是神宗天子第十一子,哲宗皇帝御弟,见掌东驾,排号九大王,是个聪明俊俏人物。这浮浪子弟门风帮闲之事,无一般不晓,无一般不会,更无一般不爱。即如琴棋书画,无所不通;踢球打弹,品竹调丝,吹弹歌舞,自不必说。
当日,王都尉府中准备筵宴,水陆俱备。请端王居中坐定,太尉对席相陪。酒进数杯,食供两套,那端王起身净手,偶来书院里少歇,猛见书案上一对儿羊脂玉碾成的镇纸狮子,极是做得好,细巧玲珑。端王拿起狮子,不落手看了一回道:“好!”王都尉见端王心爱,便说道:“再有一个玉龙笔架,也是这个匠人一手做的,却不在手头,明日取来,一并相送。”端王大喜道:“深谢厚意。想那笔架必是更妙。”王都尉道:“明日取出来送至宫中便见。”端王又谢了。两个依旧入席,饮宴至暮,尽醉方散。端王相别回宫去了。
次日,小王都太尉取出玉龙笔架和两个镇纸玉狮子,着一个小金盒子盛了,用黄罗包袱包了,写了一封书呈,却使高俅送去。高俅领了王都尉钧旨,将着两般玉玩器,怀中揣着书呈,迳投端王宫中来。把门官吏转报与院公。没多时,院公出来问道:“你是那个府里来的人?”高俅施礼罢,答道:“小人是王驸马府中特送玉玩器来进大王。”院公道:“殿下在庭心里和小黄门踢气毬,你自过去。”高俅道:“相烦引进。”院公引到庭门。高俅看时,见端王头戴软纱唐巾;身穿紫绣龙袍,腰系文武双穗绦,把绣龙袍前襟拽扎起,揣在绦儿边;足穿一双嵌金线飞凤靴;三五个小黄门相伴着蹴气毯。高俅不敢过去冲撞,立在从人背后伺候。也是高俅合当发迹,时运到来:那个气毬腾地起来,端王接个不着,向人丛里直滚到高俅身边。那高俅见气毬来,也是一时的胆量,使个“鸳鸯拐”,踢还端王。端王见了大喜,便问道:“你是甚人?”高俅向前跪下道:“小的是王都尉亲随。受东人使令,赍送两般玉玩器来进献大王。有书呈在此拜上。”端王听罢,笑道:“姐夫直如此挂心!”高俅取出书呈进上。端王开盒子看了玩器,都递与堂候官收了去。
那端王且不理玉玩器下落,却先问高俅道:“你原来会踢气毬。你唤做什么?”高俅叉手跪复道:“小的叫做高俅,胡乱踢得几脚。”端王道:“好,你便下场来踢一回耍。”高俅拜道:“小的是何等样人,敢与恩王下脚!”端王道:“这是‘齐云社’,名为‘天下圆’,但踢何伤?”高俅再拜道:“怎敢!”三回五次告辞,端王定要他踢,高俅只得叩头谢罪,解膝下场。才踢几脚,端王喝采,高俅只得把平生本事都使出来奉承端王:那身分、模样,这气毬一似鳔胶粘在身上的!端王大喜,那里肯放高俅回府去?就留在宫中过了一夜。次日,排个筵会,专请王都尉宫中赴宴。
却说王都尉当日晚不见高俅回来,正疑思间,只见次日门子报道:“九大王差人来传令旨,请太尉到宫中赴宴。”王都尉出来见了干人,看了令旨,随即上马,来到九大王府前,下了马,入宫来见了端王。端王大喜,称谢两般玉玩器。入席饮宴间,端王说道:“这高俅踢得两脚好气毬,孤欲索此人做亲随,如何?”王都尉答道:“殿下既用此人,就留在宫中伏侍殿下。”端王欢喜,执杯相谢。二人又闲话一回。至晚席散,王都尉自回驸马府去。不在话下。
Wang had married a younger sister of Emperor Zhe Zong before he took the throne and while Emperor Shen Zong still reigned. The Young Prince was partial to adventurous men, and he staffed his retinue with them. He liked Gao the moment he saw him with the Scholar's letter-bearing servant. He wrote an immediate reply, accepting him as a retainer. From then on Gao remained with the prince, coming and going like one of the family.
As the old saying has it: “Distant friends grow ever distant, friends at hand grow closer still.” To celebrate his birthday, the Young Prince ordered that a feast be laid, and invited Prince Duan, his wife's younger brother. Duan had been the eleventh child of Emperor Shen Zong and was a brother of the reigning emperor Zhe Zong. In charge of the imperial equipage, the Ninth Royal Prince, as he was called, was an intelligent, handsome young man, and a skilled dilettante in all forms of amusement. His accomplishments included the lute, chess, calligraphy, painting and football. He was also a good musician, singer and dancer.
That day, Wang the Young Prince spread a banquet of the finest delicacies of land and sea. He seated Duan the Ninth Royal Prince in the central chair or honor and sat down opposite. After several cups of wine and two courses, Prince Duan went out to relieve himself. He stopped by in the library on his return, where the Young Prince joined him. Duan was attracted by a pair of paper-weight lions carved of mutton-fat jade. They were extremely well made, in exquisite detail.
Prince Duan picked them up and couldn't set them down. “Beautiful,” he murmured.
"The same artisan also made a jade rack carved like a dragon for writing brushes," said the Young Prince. "I don't have it handy, but I'll find it tomorrow and sent it to you together with these paper-weights."
“That's awfully kind of you. I'm sure the dragon is carved even more finely than the lions.”
"I'll send it to the palace tomorrow. You'll be able to see for yourself."
Prince Duan thanked him and they went back to the banquet table where they dined until dusk. Both were drunk when they parted. Prince Duan bade the prince consort farewell and returned to his palace.
The next day the Young Prince found the writing-brush rack carved like a dragon. He placed it in a small gold box together with the pair of jade paper-weight lions, wrapped the box in golden silk, wrote a covering letter, and told Gao to deliver the gifts. Gao proceeded directly to Prince Duan's palace. The gate-keeper reported his arrival to the steward, who came out.
“From which official residence are you?”
Gao Qiu bowed. “Prince Consort Wang has directed me to deliver these jade objects to the Royal Prince.”
“His Highness is in the middle court playing football with some young eunuchs. You may go in.”
“Could I trouble you to show me the way?”
The steward led Gao to the gate of the inner court. Four or five young eunuchs were kicking a ball with Prince Duan. He was wearing a soft Tang style silk hat and a purple robe embroidered with an imperial dragon. The robe was tucked up in front under the prince's official waist sash. Flying phoenixes embroidered in gold thread decorated his boots.
Gao dared not interrupt. He stood behind some servants and waited. Fortune favored him. The ball sailed past Prince Duan, who couldn't stop it, and rolled through the crowd to Gao Qiu. In a momentary seizure of boldness, he kicked it back to the prince with a “mandarin duck and drake twist.”
Duan was delighted. “Who are you?” he asked.
Gao fell on his knees, “A retainer of Prince Consort Wang. At my master's orders I bring Your Highness two jade gifts. I have a letter that goes with them.”
The royal prince smiled. “Brother-in-law is always considerate.”
Gao Qiu produced the letter. Prince Duan opened the box and looked at the jade pieces, the turned them over to his major-domo.
“So you know how to kick a ball,” he said to Gao. “What's your name?”
Gao crossed his arms before his chest respectfully and dropped again to his knees. “Your servant is called Gao Qiu. I've spent a little time with a ball on the field.”
“Good,” said the prince. “Come and join the game.”
“A man of my rank! I wouldn't dare play with your Highness.”
“Why not? This is the Clouds-High League, known as the All-Round Circle. It's open to anyone.”
Gao Qiu continued to refuse. But when the royal prince insisted, he kowtowed, begged forgiveness for his presumption, and trotted onto the field. He made a few passes with the ball and the prince shouted approval. Gao Qiu was inspired to show everything he had. His movements, his style, were a pleasure to behold. He stayed so close to the ball it seemed glued to his feet.
Prince Duan was enchanted. He wouldn't let Gao leave, and kept him overnight in the palace. The next day he ordered a feast and sent an invitation to the Young Prince.
When Gao failed to return the night before, the Young Prince began to wonder whether he could be trusted. Now, his gate-keeper announced: “A messenger from the Ninth Royal Prince is here with an invitation for Your Excellency to attend a banquet in the place.” The Young Prince went out and received the messenger and read the invitation. The he got on his horse and rode to the palace. Dismounting, he proceeded directly to Prince Duan.
The Ninth Royal Prince thanked him for the two jade gifts. Together, they entered the dining-room.
“That Gao Qiu of yours plays a good game of football,” said Prince Duan. “I'd like to have him as a retainer. How about it?”
“If he's of any use to Your Highness, let him serve in the palace, by all means.”
Prince Duan raised his wine cup and thanked the Young Prince. The two chatted and dined until evening. Then the Young Prince returned to his residence. Of him we'll say no more.



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