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¡Vivir! CAPÍTULO I (3)
Hace más de cuarenta años, mi padre iba y venía por aquí a sus anchas, con su túnica de seda negra y las manos siempre a la espalda.
—Voy a dar una vuelta por mis tierras —le decía a mi madre al salir de casa.
Cuando mi padre andaba por su finca, los aparceros que estaban trabajando, nada más verlo, sujetaban con las dos manos el azadón para saludarlo con todo respeto.
—Amo...
Cuando iba a la ciudad, la gente lo llamaba «señor». Mi padre era un hombre de alta categoría, pero a la hora de cagar era igual que los pobres. No le gustaba cagar en la habitación, en el bacín de al lado de la cama, prefería hacerlo en el campo raso, como el ganado. Cada día, al atardecer, salía de casa, echando eructos que sonaban como cuando croan las ranas, y se iba despacio, despacio, hacia las tinajas de estiércol que había en la entrada del pueblo.
Cuando llegaba a las tinajas, como le daba asco la suciedad de los bordes, se encaramaba encima de una y se ponía en cuclillas. Mi padre era mayor, y a la mierda, que envejecía con él, le costaba salir; así que nosotros, desde casa, oíamos los gritos de dolor que pegaba allá en la entrada del pueblo.
Mi padre llevaba varias décadas cagando así, y a los sesenta y tantos todavía era capaz de encaramarse a la tinaja del estiércol y quedarse allí en cuclillas un buen rato. Tenía las piernas tan fuertes como las garras de los pájaros. Le gustaba mirar cómo el cielo se iba oscureciendo poco a poco, hasta cubrir por completo sus campos. Cuando mi hija Fengxia tenía tres o cuatro años, iba mucho a la entrada del pueblo a ver cagar a su abuelo. Mi padre, a fin de cuentas, era mayor, y de tanto quedarse en cuclillas encima de la tinaja le temblaban un poco las piernas.
—Abuelo, ¿por qué te mueves así? —le preguntaba Fengxia.
—Es el viento —le decía él.
En aquellos tiempos, la situación económica de nuestra familia todavía no era mala. Los Xu teníamos más de cien mu [3] de tierra: todo lo que ves de aquí hasta las chimeneas de esa fábrica era nuestro. Mi padre y yo éramos el señorón y el señorito, conocidos en todas partes. Cuando íbamos andando, nuestros zapatos de suela herrada sonaban como monedas entrechocándose. Mi mujer, Jiazhen, era hija del tratante de arroces de la ciudad. Ella también era de familia rica. Cuando una mujer rica se casa con un hombre rico, se juntan dos fortunas, y el dinero — cataclín, cataclín— corre que da gusto. Hace ya cuarenta años que no oigo ese sonido.
Yo era el inútil de la familia Xu. Por decirlo como mi padre, era un bastardo.
Estudié unos años en la escuela privada. Lo que más me gustaba era cuando el maestro, con su túnica larga, me mandaba leer en voz alta. Entonces yo me levantaba, con el Texto de los mil caracteres [4] en la mano, encuadernado a la antigua, y decía al maestro:
—Escúchame bien, chaval, que tu padre te va a leer un trozo.
Y mi maestro, que tenía más de sesenta años, le decía a mi padre:
—No cabe duda de que el joven amo tiene todas las papeletas para, de mayor, ser un mangante de tomo y lomo.
Desde pequeño no tuve remedio, eso lo decía mi padre. El maestro de casa decía que yo era como la madera podrida, imposible de tallar. Ahora, cuando lo pienso, veo que tenían razón, pero al principio no me lo parecía. Pensaba que yo era rico, que era la única vara de incienso de la familia Xu, su único descendiente, y que, si me apagaba, el linaje de los Xu quedaría sin posteridad.
Yo nunca iba a la escuela a pie, me llevaba a cuestas uno de los peones de mi casa. Y, cuando salía de clase, él ya estaba allí, respetuosamente agachado y en cuclillas. Entonces yo me subía a su espalda y le daba unas palmadas en la cabeza.
—¡Changgen, a correr! —le decía.
Y el peón Changgen echaba a correr. Yo iba tambaleándome como un gorrión en la punta de una rama.
—¡Vuela! —le ordenaba.
Y Changgen se ponía a dar saltos, para dar la impresión de que volaba.
四十多年前,我爹常在这里走来走去,他穿着一身黑颜色的绸衣,总是把双手背在身后,他出门时常对我娘说:
“我到自己的地上去走走。”
我爹走在自己的田产上,干活的佃户见了,都要双手握住锄头恭敬地叫一声:
“老爷。”
我爹走到了城里,城里人见了都叫他先生。我爹是很有身份的人,可他拉屎时就像个穷人了。他不爱在屋里床边的马桶上拉屎,跟牲畜似的喜欢到野地里去拉屎。每天到了傍晚的时候,我爹打着饱嗝,那声响和青蛙叫唤差不多,走出屋去,慢吞吞地朝村口的粪缸走去。
走到了粪缸旁,他嫌缸沿脏,就抬脚踩上去蹲在上面。我爹年纪大了,屎也跟着老了,出来不容易,那时候我们全家人都会听到他在村口嗷嗷叫着。
几十年来我爹一直这样拉屎,到了六十多岁还能在粪缸上一蹲就是半晌,那两条腿就和鸟爪一样有劲。我爹喜欢看着天色慢慢黑下来,罩住他的田地。我女儿凤霞到了三、四岁,常跑到村口去看她爷爷拉屎,我爹毕竟年纪大了,蹲在粪缸上腿有些哆嗦,凤霞就问他:
“爷爷,你为什么动呀?”
我爹说:“是风吹的。”
那时候我们家境还没有败落,我们徐家有一百多亩地,从这里一直到那边工厂的烟囱,都是我家的。我爹和我,是远近闻名的阔老爷和阔少爷,我们走路时鞋子的声响,都像是铜钱碰来撞去的。我女人家珍,是城里米行老板的女儿,她也是有钱人家出生的。有钱人嫁给有钱人,就是把钱堆起来,钱在钱上面哗哗地流,这样的声音我有四十年没有听到了。
我是我们徐家的败家子,用我爹的话说,我是他的孽子。
我念过几年私塾,穿长衫的私塾先生叫我念一段书时,是我最高兴的。我站起来,拿着本线装的《千字文》,对私塾先生说:
“好好听着,爹给你念一段。”
年过花甲的私塾先生对我爹说:
“你家少爷长大了准能当个二流子。”
我从小就不可救药,这是我爹的话。私塾先生说我是朽木不可雕也。现在想想他们都说对了,当初我可不这么想,我想我有钱呵,我是徐家仅有的一根香火,我要是灭了,徐家就得断子绝孙。
上私塾时我从来不走路,都是我家一个雇工背着我去,放学时他已经恭恭敬敬地弯腰蹲在那里了,我骑上去后拍拍雇工的脑袋,说一声:
“长根,跑呀。”
雇工长根就跑起来,我在上面一颠一颠的,像是一只在树梢上的麻雀。我说一声:
“飞呀。”
长根就一步一跳,做出一副飞的样子。
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