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Diario de un loco (Título original: 狂人日記)

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发表于 2022-1-22 12:00:59 | 显示全部楼层 |阅读模式
Diario de un loco (Título original: 狂人日記)
Lu Xun
Diario de un loco
Título original: 狂人日記 (狂人日记) (Kuángrén Rìjì) Lu Xun, 1918

Inicio

Dos hermanos, cuyo nombre no quiero revelar, fueron amigos míos en los lejanos tiempos del bachillerato; luego de separarnos, con el paso de los años, acabé por perder su pista. Días atrás me enteré casualmente de que uno de ellos se encontraba muy enfermo; de regreso a mi pueblo, di un rodeo para ir a visitarles, pero sólo encontré al mayor, quien me dijo que el que había estado enfermo era su hermano. Te agradezco mucho el que te hayas molestado en venir a vernos; mi hermano ya se ha recuperado y desempeña en estos momentos un puesto de funcionario suplente en cierto lugar. Me mostró riendo un diario en dos libretas, en el que, según él, se podía observar la pasada enfermedad de su hermano. No veía inconveniente alguno en que un viejo amigo tuviera acceso a este diario. Así que me lo llevé y nada más leerlo he sabido que la enfermedad de mi amigo no era otra que la llamada «manía persecutoria». El lenguaje del diario es confuso y desordenado, y abunda en absurdos; tampoco especifica fechas, aunque se ve que no ha sido escrito de una vez, debido a las diferencias en la tinta y en la letra. He seleccionado algunos de los fragmentos que ofrecen una relativa coherencia para que puedan servir como material a la investigación médica. No he cambiado ni un ideograma del texto original; sólo los nombres de los personajes, aunque se trata de hombres de pueblo totalmente desconocidos, han sido todos modificados al no influir en el tema. En cuanto al título he respetado el que su autor le puso después de recobrar la salud.
2 de abril de 1918.
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 楼主| 发表于 2022-1-22 12:02:15 | 显示全部楼层
I
Esta noche hay una luna maravillosa. Hacía más de treinta años que no la veía; hoy, al contemplarla, mi espíritu se ha inundado de felicidad. Ahora me doy cuenta de que los últimos treinta años he vivido en la oscuridad; a pesar de todo debo extremar las precauciones. Si no, ¿por qué el perro de los Chao me ha lanzado esa doble mirada? Mis temores están más que justificados.
II
Hoy no brilla la luna; sé que las cosas no marchan bien. Esta mañana, cuando salía de casa con todo cuidado, Chao el Ricachón me ha mirado de una manera aún más extraña: como si me tuviera miedo, como si quisiera matarme. Había además siete u ocho personas cuchicheando acerca de mí, temerosas de que las viera. Y así, todo el que me encontraba por la calle. El más terrible de todos fue un hombre que me lanzó una risotada de oreja a oreja; sentí un escalofrío por todo el cuerpo: ahora sabía que sus planes estaban ya a punto.
Pero yo no tuve miedo, y seguí como siempre mi camino. Más adelante me tropecé con un grupo de chiquillos; también ellos hablaban de mí, y sus miradas y sus pálidos rostros eran idénticos a los de Chao el Ricachón, con el mismo reflejo acerado. Qué puedo yo haberles hecho, pensé, para que también ellos… No pude contenerme y les grité: «Decidme, ¡¿por qué?!» Pero ellos echaron a correr.
Me pregunto qué puedo yo haberle hecho a Chao el Ricachón, qué les puedo haber hecho a la gente de la calle; lo único fue hace veinte años, cuando pisé el libro de contabilidad del señor Ku Chiu[1] , y este se enfadó muchísimo. Aunque Chao el Ricachón no conoce al señor Ku Chiu, es seguro que ha oído hablar de aquel incidente y me guarda rencor por ello; y además se ha puesto de acuerdo con la gente de la calle para que todos consideren aquel asunto como un agravio. Pero ¿y los niños? En aquel tiempo aún no habían nacido, ¿por qué hoy también ellos me miran de esa extraña manera, como si me temieran, como si quisieran matarme? Esto me da realmente miedo, me intriga y al mismo tiempo me entristece. Acabo de comprenderlo: ¡se lo han contado sus padres!
III Por las noches no consigo conciliar el sueño. Las cosas hay que estudiarlas a fondo para poder entenderlas.
Algunos han sido condenados por el gobernador del distrito a llevar la carga al cuello, hay quien ha recibido sus buenas bofetadas del cacique del lugar, quien ha visto a los guardias apoderarse de su mujer, e incluso algunos han perdido a sus padres arrastrados al suicidio por la presión de los acreedores. Y con todo, a ninguno se le ha visto nunca un rostro tan temeroso y tan feroz como ayer.
Lo más extraño ha sido aquella mujer, ayer, en la calle. Estaba pegando a su hijo mientras le decía:
«¡Desvergonzado! ¡Sólo dándote unos cuantos mordiscos me quedaría a gusto!» Y mientras eso decía me miraba a mí. No pude ocultar un sobresalto; y entonces, aquel grupo de hombres vampiro rompieron en sonoras carcajadas. Chen el Quinto llegó corriendo y me arrastró hasta casa.
Me arrastró a casa, pero allí fingieron no conocerme. Sus miradas eran idénticas a las de los otros. Entré en el estudio y echaron el cerrojo por fuera, como si encerraran a una gallina. Esto me hace aún todo más inexplicable.
Hace unos días vino uno de nuestros arrendatarios de la aldea Los lobos a informarnos de la mala cosecha. Le contó a mi hermano que la gente de la aldea había matado a un criminal del lugar, y que algunas personas le habían arrancado el corazón y el hígado y se los habían comido, después de freírlos, para aumentar su propio valor. Al interrumpir yo la conversación, el arrendatario y mi hermano me dirigieron varias miradas. Hoy es cuando me he dado cuenta de que sus miradas brillaban igual que las del grupo que encontré en la calle.
Cuando lo pienso, un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Si son capaces de comer hombre, ¿por qué no iban a comerme a mí?
Piensa, si no, en los mordiscos de aquella madre, en las carcajadas del grupo de hombres vampiro, en las palabras del arrendatario: evidentemente se trata de una contraseña. Veo que sus palabras son todas veneno; sus risas, puros cuchillos; y sus dientes, tan blancos y bien afilados. Son ciertamente individuos que comen hombre.
A mi modo de ver, aunque no soy una mala persona, desde que pisé el libro de los Ku es difícil saberlo. Parece como si ellos tuvieran intenciones ocultas que yo no puedo adivinar. Además, en cuanto se enfadan con alguien no dudan en calificarlo de criminal. Recuerdo cuando mi hermano me enseñaba a disertar; por bueno que fuese el personaje sobre el que versaba la disertación, bastaba que yo escribiera cuatro frases de crítica para que mi hermano las subrayara en señal de aprobación; y si disculpaba en mi escrito a personajes malos, me decía: «eres verdaderamente original, un genio en llevar la contraria al cielo». Cómo voy yo a adivinar cuáles son los verdaderos pensamientos de esa gente; y más aún tratándose del momento en que piensan comer.
Las cosas hay que estudiarlas a fondo para poder entenderlas. En la antigüedad a menudo se comía carne humana, yo también me acuerdo, aunque no tengo una idea muy clara. Me he puesto a hojear la historia, pero esta historia no menciona fechas o épocas; en todas las páginas aparecen, de través, los ideogramas ren yi, tao te (bondad y moral). Me ha sido imposible conciliar el sueño, la mayor parte de la noche me la he pasado leyendo atentamente, y al final he descubierto, entre líneas, que todo el libro está ocupado por dos ideogramas: chi ren (comer hombre).
El libro está lleno de ideogramas, muchas fueron las palabras del arrendatario, pero todos, sonriendo, me contemplan fijamente con ese extraño fulgor.
Yo también soy hombre, ¡ellos piensan comerme!
IV
Esta mañana he estado un rato sentado en silencio. Chen el Quinto me ha traído la comida: un tazón de verduras y otro de pescado al vapor. He visto los ojos del pez, blancos y duros, su boca abierta, igual que aquel grupo de gente que quiere comer hombre. Después de unos cuantos bocados, ya no sabía si aquello era pescado o carne humana y terminé por vomitarlo todo.
Dije:
—Viejo Quinto, dile a mi hermano que aquí me ahogo, que quiero salir al jardín a dar un paseo. Él no me contestó, pero al poco volvió y abrió la puerta.
No me moví. Me dispuse a observar las medidas que iban a adoptar conmigo. Sabía que de ningún modo me soltarían. ¡Efectivamente! Mi hermano traía a un anciano. Se me acercó lentamente, con un siniestro fulgor en su mirada. Temiendo que yo le viera, inclinaba su cabeza hacia el suelo, mientras me miraba a hurtadillas por encima de sus anteojos. Mi hermano me dijo: «Hoy pareces encontrarte muy bien». Le respondí: «Sí». «He pedido al doctor Je que viniera hoy a hacerte un reconocimiento», dijo mi hermano. «De acuerdo», le contesté. En realidad, ¡cómo no iba yo a saber que aquel anciano no era otra cosa que un verdugo disfrazado! Sin duda el tomarme el pulso sólo era un pretexto para averiguar si estaba bien cebado; por este trabajo se llevaría una buena tajada de mi carne. Pero yo no tengo miedo; aunque no he comido carne humana soy más valiente que ellos. Así que le tendí mis dos puños, a ver que hacía. El anciano se sentó, cerró los ojos y me tomó el pulso durante un buen rato. Permaneció un momento silencioso y luego, abriendo sus diabólicos ojos, dijo: «No hay que dar rienda suelta a la fantasía. Unos días de reposo y tranquilidad y se pondrá bien».
No hay que dar rienda suelta a la fantasía, reposo y tranquilidad. Con el reposo engordaré y ellos, naturalmente, podrán comer más. Y yo, ¿qué consigo? ¿Cómo me voy a «poner bien»? A esa horda humana le gusta comer hombre, pero lo hace a escondidas, se las ingenia para ocultarlo, no se atreve a actuar directamente. Es para morirse de risa. No me pude contener y solté una gran carcajada, enormemente regocijado. Sabía que mi risa encerraba justicia y rectitud. El anciano y mi hermano perdieron el color, paralizados por esta manifestación mía de valentía y rectitud.
Sin embargo, esta valentía mía les hará apetecer aún más mi carne, para apropiarse de ella cuando me coman. Cuando el anciano salía, no lejos de la puerta, le dijo a mi hermano en voz queda: «Es urgente que coma». Mi hermano asintió con la cabeza. Así que, ¡tú también! Este importante descubrimiento, aunque inesperado, no me coge en el fondo por sorpresa: ¡mi hermano forma parte de los que se han puesto de acuerdo para comerme!
¡Mi hermano come hombre!
¡Soy hermano de un hombre que come hombre!
¡Aunque yo mismo sea comido por otros, sigo siendo hermano de un hombre que come hombre!
V
Estos últimos días he dado marcha atrás en mis reflexiones. Supongamos que el anciano no es un verdugo disfrazado, que es un verdadero médico, sin embargo ello no impide que siga siendo un hombre que come hombre. En el «No sé cuantos de las plantas medicinales», escrito por su gran maestro Li Shi-chen, se dice bien claro que la carne humana se puede comer frita; ¿cómo va entonces a negar que él come hombre?
En cuanto a mi hermano, mi acusación está bien fundamentada. Cuando me daba clases, oí un día de sus propios labios que se podía «intercambiar a los propios hijos para comérselos»; y otra vez en que casualmente disertábamos acerca de un hombre malo, dijo que no sólo merecía la muerte, sino incluso que «su carne debía ser comida y su piel servir de alfombra». Yo entonces era pequeño, y el susto que me dio me duró mucho tiempo. Cuando anteayer el arrendatario de Los lobos vino a contarle a mi hermano que en la aldea se habían comido el corazón y el hígado de una persona, mi hermano no se extrañó lo más mínimo y aprobó con la cabeza. Evidentemente sus sentimientos siguen siendo tan inhumanos como antes. Supuesto que se puede «intercambiar a los propios hijos para comérselos», cualquiera entonces puede ser intercambiado, cualquier hombre puede ser comido. Antes me limitaba a escuchar sus razonamientos, sin que mis ideas se aclararan; hoy sé que cuando mi hermano exponía sus razones no sólo sus labios rebosaban grasa humana, sino que además su mente estaba dominada por la idea de comer hombre.
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 楼主| 发表于 2022-1-22 12:02:37 | 显示全部楼层
VI
Me encuentro en la más completa oscuridad; no sé si es de día o de noche. El perro de los Chao ha vuelto a ladrar. Son crueles como el león, medrosos como la liebre, astutos como la zorra…
VII
Conozco sus métodos. No matan de forma directa; no se atreven por miedo a las consecuencias. Por eso todos ellos se han puesto de acuerdo, han tendido una gran red a mi alrededor para forzarme al suicidio. Basta con ver las caras de aquellos hombres y mujeres en la calle hace unos días, y la conducta de mi hermano últimamente, para darse cuenta de cómo son las cosas con casi toda seguridad. Lo mejor sería desabrocharse el cinturón, colgarlo de una viga y ahorcarme de una vez. Así, ellos, sin poder ser acusados de asesinato, verían realizados sus deseos: sin duda todos reirían quedamente en el colmo de la alegría. O si no, el miedo y la tristeza acabarán conmigo y, aunque algo flaco, tampoco dejarán de mostrar su aprobación.
¡Ellos sólo comen carne muerta! Recuerdo que en cierto libro se habla de un ser llamado «hiena», cuya mirada y aspecto son muy desagradables; normalmente come carne muerta, y llega a triturar los huesos con los dientes para tragárselos; cuando uno se pone a pensarlo da verdadero miedo. La «hiena» está emparentada con el lobo, y el lobo es de la misma familia del perro. Anteayer el perro de los Chao me lanzó varias miradas, evidentemente también él toma parte en el complot desde hace tiempo. Y por supuesto no me voy a dejar engañar porque el anciano dirigiera su mirada hacia el suelo.
Lo que más pena me da es mi hermano. Él también es un ser humano. ¿Por qué no tiene miedo alguno? Y además se confabula con otros para comerme. ¿Será que no lo considera algo malo por haberse acostumbrado con el tiempo? ¿O tal vez que se ha vuelto un hombre sin conciencia y puede cometer un crimen a sabiendas de lo que hace?
Maldigo a los hombres que comen hombre, empezando por él, y también por él tendré que empezar si quiero convencerles para que dejen de comer hombre.
VIII
Realmente, hoy en día ellos deberían haber comprendido desde hace tiempo estas razones…
Un joven llegó de repente; no pasaría de los veinte años, sus rasgos no se distinguían con claridad, aunque sí la sonrisa que llenaba su rostro. Me saludó con la cabeza; su sonrisa no parecía una verdadera sonrisa. Yo le pregunté: «¿Está bien comer hombre?» «Este año ha habido cosecha, no es un año de hambre, ¿cómo se va a comer hombre?», dijo él sin dejar de sonreír. Inmediatamente me di cuenta de que él también era del grupo, que también a él le gustaba comer hombre. Redoblé entonces de valor e insistí en mi pregunta:
—¿Está bien, o no está bien?
—¿Qué sentido tiene preguntar eso? Es usted verdaderamente… chistoso. Hoy hace un tiempo espléndido.
—Un tiempo espléndido, y también una luna brillante. Pero yo te quiero preguntar: «¿está bien?»
No lo aprobó. Respondió con voz confusa:
«No…»
—¿No está bien? Entonces, ¿por qué ellos lo comen?
—Esas cosas no pasan…
—¿Que esas cosas no pasan? En Los lobos, además en los libros está escrito con toda claridad.
Cambió entonces de color, el rostro lívido como el acero, y dijo con ojos muy abiertos:
—Es posible que se den algunos casos; siempre ha sido así… —Siempre ha sido así; ¿entonces está bien?
—No quiero hablar con usted de estas cosas; en último término no debe usted hablar de ello; si lo hace comete una equivocación.
Di un brinco, los ojos bien abiertos, pero el joven ya había desaparecido. Tenía el cuerpo inundado de sudor. Este hombre era mucho más joven que mi hermano y, sin embargo, también era del grupo; sin duda sus padres se lo habían enseñado. Y mucho me temía que él, a su vez, ya se lo hubiera enseñado a sus hijos; por eso hasta los niños me miran de esa feroz manera.
IX
Todos quieren comer hombre, y al mismo tiempo tienen miedo de ser comidos por los demás. Por eso todos se espían unos a otros, con miradas penetradas de desconfianza… Si se pudiera acabar con estas ideas, ¡qué agradable sería! Poder trabajar tranquilamente, caminar, comer, dormir sin preocupación. Sólo hace falta franquear una barrera. Pero ellos han formado un grupo; padres e hijos, hermanos, esposos, amigos, maestros y discípulos, enemigos, incluso desconocidos, todos se convencen unos a otros, se encadenan mutuamente e impiden que nadie se decida alguna vez a franquear ese insignificante obstáculo.
X
Esta mañana, muy temprano, he ido a buscar a mi hermano; estaba mirando el cielo a la puerta del salón. Me situé a su espalda, justo en medio de la puerta, y le dije con tono extraordinariamente tranquilo y amable:
—Hermano, tengo algo que decirte.
—Dilo —volvió rápidamente la cabeza y consintió con un gesto.
—Tengo unas cuantas palabras que decirte, pero no me salen. Hermano, es casi seguro que en tiempos remotos, los salvajes comían carne humana. Luego, algunos, al tener diferentes sentimientos, dejaron de comerla, se esforzaron por mejorar y se convirtieron en hombres, en verdaderos hombres. En cambio, otros siguieron comiendo, igual que los insectos, unos se transformaron en peces, pájaros, monos, hasta llegar a convertirse en hombres. Otros no quisieron mejorar, y siguen hoy siendo insectos. ¡Qué vergüenza para el hombre que come carne humana si se compara con el que no la come! Sospecho que su vergüenza debe ser mucho mayor que la que pueda sentir el insecto en comparación con el mono.
Yi Ya[2] cocinó a su propio hijo y se lo dio a comer a Chie y a Chou; es esta una antigua historia. Todos sabemos que desde que Pan Ku [3] separó el cielo de la tierra, los hombres se han comido unos a otros; hasta lo del hijo de Yi Ya fue así, y también después hasta los tiempos de Si’ Si-Lin [4], y desde Si’ Si-Lin hasta el hombre apresado en la aldea Los lobos, el hombre ha seguido comiéndose a sus semejantes. El año pasado cuando en la ciudad decapitaron a unos criminales, hubo un tuberculoso que se bebió su sangre empapada en man tou [5].
Ellos quieren comerme y, por supuesto, tú solo no puedes hacer nada; sin embargo, ¿qué necesidad tienes de entrar en su grupo? Los que comen hombre son capaces de cualquier cosa; me comerán a mí, te comerán a ti y, dentro del grupo, se comerán unos a otros. ¡Cuando basta con un solo movimiento, con un cambio que sólo cuesta un instante, para que la paz reine entre los hombres! Aunque siempre haya sido así, nosotros podemos hoy romper con la costumbre y tratar de mejorar; podemos decir: ¡Esto no puede ser! Hermano, estoy seguro de que tú puedes decirlo; anteayer, cuando el arrendatario quería que le rebajases el alquiler, dijiste que no podía ser.
Al principio mi hermano sólo mostraba una fría sonrisa, pero poco a poco sus ojos se fueron cubriendo de un brillo feroz; y cuando puse al descubierto su intriga, su rostro se tornó lívido. Frente a la puerta de la calle se había ido congregando la gente. Allí estaba también Chao el Ricachón y su perro. Todos ellos alargaban el cuello para poder ver. Algunas caras parecían como cubiertas por un velo y no podía distinguirlas; otras eran las caras de siempre, semejantes a vampiros, con una retorcida sonrisa en la boca. Yo sabía que eran el grupo, que todos ellos eran antropófagos. Pero también sabía que no todos eran iguales, que unos consideraban que se debía comer hombre porque siempre había sido así, mientras que otros, aunque eran conscientes de que no se debía, querían pese a todo seguir comiendo hombre, y al mismo tiempo temían ser denunciados. Por eso, al oír mis palabras se enfurecieron, si bien sólo dejaron ver una fría sonrisa en sus labios contraídos. En ese momento mi hermano puso de repente una cara terrible y gritó:
—¡Fuera todos! ¡Qué interés tiene contemplar a un loco! Entonces comprendí otro de sus trucos. No sólo se negaban a cambiar, sino que habían tomado sus medidas desde tiempo atrás: tenían preparado cubrirme con la etiqueta de loco. Así, cuando me coman el día de mañana, aparte de que aquí no habrá pasado nada, habrá incluso gente que les estará agradecida. Es el mismo método que siguieron en la aldea Los lobos, y por eso dijo el arrendatario que era un criminal el que allí se habían comido entre todos. ¡He ahí su canción de siempre!
También Chen el Quinto entró, lleno de cólera. Por mucho que se esfuercen en hacerme cerrar la boca, tengo que decirles a ese grupo:
—¡Podéis reformaros! ¡Reformaros desde el fondo de vuestro corazón! Debéis saber que en el futuro no se permitirá vivir en el mundo a la gente que come hombre.
Si no cambiáis, acabaréis todos devorados los unos por los otros. Por muchos hijos que tengáis, seréis exterminados por los verdaderos hombres. ¡Exterminados como los lobos por los cazadores! ¡Exterminados como insectos!
Chen el Quinto hizo a la gente que se dispersara. Mi hermano también se fue, no sé a dónde. Chen el Quinto me convenció de que volviera a mi cuarto. El cuarto estaba en completa oscuridad. Las vigas temblaban sobre mi cabeza; temblaron un rato y luego aumentaron de tamaño y se amontonaron sobre mí.
Sentía un peso inmenso que me impedía todo movimiento. Querían hacerme morir. Me di cuenta de que su peso era ficticio y empecé a forcejear; mi cuerpo se cubrió de sudor. A pesar de todo tenía que decirlo:
—¡Reformaos en seguida! ¡Reformaos desde el fondo de vuestro corazón! Debéis saber que en el futuro no se consentirá que los que comen hombre…
XI
El sol ya no sale. La puerta está cerrada. Dos comidas al día.
Cojo los palillos y me acuerdo de mi hermano. Sé que él es el único responsable de la muerte de mi hermana pequeña. En aquel entonces mi hermana sólo tenía cinco años, todavía recuerdo su figura encantadora y llena de ternura. Mi madre no dejaba de llorar, y fue él quien la convenció de que no debía llorar; posiblemente porque él se la había comido y el llanto de mi madre le hacía sentirse avergonzado. Si al menos fuera capaz de sentirse avergonzado…
No puedo decir si mi madre sabía o no que mi hermanita había sido devorada por mi hermano.
Pienso que mi madre lo sabía; y que no lo dijo claramente cuando lloraba por juzgarlo algo natural. Recuerdo que cuando yo tenía cuatro o cinco años, un día que estaba sentado al fresco en la puerta del salón, mi hermano me dijo que sólo podía considerarse hombre de bien al hijo que fuera capaz de cortarse un trozo de carne, cocerla y dársela a comer a sus padres si estos caían enfermos; mi madre en aquella ocasión no le contradijo. Si se puede comer un trozo, es natural que se pueda comer todo entero. Sin embargo, aquella forma de llorar, ahora que la recuerdo, partía verdaderamente el corazón. ¡Es algo ciertamente extraño!
XII
Ya no puedo pensar en ello.
Hasta hoy no me había dado cuenta de que he vivido años y años en un lugar en el que, desde hace cuatro milenios, se come hombre; cuando mi hermanita murió, era mi hermano el que se ocupaba de los asuntos domésticos; no sería nada raro que nos hubiera dado a comer a mi hermanita, sin percatamos de ello, mezclada con la comida.
Es posible que yo haya comido, sin saberlo, algunos trozos de carne de mi hermanita, y ahora me llega a mí el turno… Con esta historia mía de cuatro mil años comiendo hombre, que yo en principio desconocía, ahora que la veo claramente, ¡qué difícil me va a resultar mirar cara a cara a los verdaderos hombres!
XIII
¿Habrá acaso niños que no hayan comido hombre? Hay que salvar a los niños…

Notas
[1] Ku Chiu significa antigüedad. Aquí el autor alude a la larga historia de la opresión feudal en China. (N. de los T.).<<
[2] Cocinero célebre en la Antigüedad por haber matado a su hijo para servirlo como manjar a un tirano. (N. de los T.). <<
[3] El primer hombre, de quien se dice separó el cielo de la tierra. (N. de los T.).<<
[4] Revolucionario que, hacia fines de la dinastía Ching, asesinó al gobernador de Anjui. Fue cortado en pedazos y su corazón y su hígado ofrecidos en holocausto al hombre que lo mató. (N. de los T.).<<
[5] Se trata de una superstición antigua existente en el pueblo: dice que la sangre humana es capaz de curar la tisis; por esa razón se solían comprar a los verdugos panes mojados en sangre cuando estos ejecutaban a un condenado. (N. de los T.).<<
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发表于 2022-3-30 22:02:02 | 显示全部楼层
狂人日记

某君昆仲,今隐其名,皆余昔日在中学时良友;分隔多年,消息渐阙。日前偶闻其一大病;适归故乡,迂道往访,则仅晤一人,言病者其弟也。劳君远道来视,然已早愈,赴某地候补矣。因大笑,出示日记二册,谓可见当日病状,不妨献诸旧友。持归阅一过,知所患盖“迫害狂”之类。语颇错杂无伦次,又多荒唐之言;亦不著月日,惟墨色字体不一,知非一时所书。间亦有略具联络者,今撮录一篇,以供医家研究。记中语误,一字不易;惟人名虽皆村人,不为世间所知,无关大体,然亦悉易去。至于书名,则本人愈后所题,不复改也。七年四月二日识。



今天晚上,很好的月光。

我不见他,已是三十多年;今天见了,精神分外爽快。才知道以前的三十多年,全是发昏;然而须十分小心。不然,那赵家的狗,何以看我两眼呢?

我怕得有理。



今天全没月光,我知道不妙。早上小心出门,赵贵翁的眼色便怪:似乎怕我,似乎想害我。还有七八个人,交头接耳的议论我,又怕我看见。一路上的人,都是如此。其中最凶的一个人,张着嘴,对我笑了一笑;我便从头直冷到脚跟,晓得他们布置,都已妥当了。

我可不怕,仍旧走我的路。前面一伙小孩子,也在那里议论我;眼色也同赵贵翁一样,脸色也铁青。我想我同小孩子有什么仇,他也这样。忍不住大声说,“你告诉我!”他们可就跑了。

我想:我同赵贵翁有什么仇,同路上的人又有什么仇;只有廿年以前,把古久先生的陈年流水簿子,踹了一脚,古久先生很不高兴。赵贵翁虽然不认识他,一定也听到风声,代抱不平;约定路上的人,同我作冤对。但是小孩子呢?那时候,他们还没有出世,何以今天也睁着怪眼睛,似乎怕我,似乎想害我。这真教我怕,教我纳罕而且伤心。

我明白了。这是他们娘老子教的!



晚上总是睡不着。凡事须得研究,才会明白。

他们——也有给知县打枷过的,也有给绅士掌过嘴的,也有衙役占了他妻子的,也有老子娘被债主逼死的;他们那时候的脸色,全没有昨天这么怕,也没有这么凶。

最奇怪的是昨天街上的那个女人,打他儿子,嘴里说道,“老子呀!我要咬你几口才出气!”他眼睛却看着我。我出了一惊,遮掩不住;那青面獠牙的一伙人,便都哄笑起来。陈老五赶上前,硬把我拖回家中了。

拖我回家,家里的人都装作不认识我;他们的脸色,也全同别人一样。进了书房,便反扣上门,宛然是关了一只鸡鸭。这一件事,越教我猜不出底细。

前几天,狼子村的佃户来告荒,对我大哥说,他们村里的一个大恶人,给大家打死了;几个人便挖出他的心肝来,用油煎炒了吃,可以壮壮胆子。我插了一句嘴,佃户和大哥便都看我几眼。今天才晓得他们的眼光,全同外面的那伙人一模一样。

想起来,我从顶上直冷到脚跟。

他们会吃人,就未必不会吃我。

你看那女人“咬你几口”的话,和一伙青面獠牙人的笑,和前天佃户的话,明明是暗号。我看出他话中全是毒,笑中全是刀。他们的牙齿,全是白厉厉的排着,这就是吃人的家伙。

照我自己想,虽然不是恶人,自从踹了古家的簿子,可就难说了。他们似乎别有心思,我全猜不出。况且他们一翻脸,便说人是恶人。我还记得大哥教我做论,无论怎样好人,翻他几句,他便打上几个圈;原谅坏人几句,他便说“翻天妙手,与众不同”。我那里猜得到他们的心思,究竟怎样;况且是要吃的时候。

凡事总须研究,才会明白。古来时常吃人,我也还记得,可是不甚清楚。我翻开历史一查,这历史没有年代,歪歪斜斜的每页上都写着“仁义道德”几个字。我横竖睡不着,仔细看了半夜,才从字缝里看出字来,满本都写着两个字是“吃人”!

书上写着这许多字,佃户说了这许多话,却都笑吟吟的睁着怪眼睛看我。

我也是人,他们想要吃我了!



早上,我静坐了一会。陈老五送进饭来,一碗菜,一碗蒸鱼;这鱼的眼睛,白而且硬,张着嘴,同那一伙想吃人的人一样。吃了几筷,滑溜溜的不知是鱼是人,便把他兜肚连肠的吐出。

我说:“老五,对大哥说,我闷得慌,想到园里走走。”老五不答应,走了;停一会,可就来开了门。

我也不动,研究他们如何摆布我;知道他们一定不肯放松。果然!我大哥引了一个老头子,慢慢走来;他满眼凶光,怕我看出,只是低头向着地,从眼镜横边暗暗看我。大哥说, “今天你仿佛很好。”我说,“是的。”大哥说,“今天请何先生来,给你诊一诊。”我说,“可以!”其实我岂不知道这老头子是刽子手扮的!无非借了看脉这名目,揣一揣肥瘠:因这功劳,也分一片肉吃。我也不怕;虽然不吃人,胆子却比他们还壮。伸出两个拳头,看他如何下手。老头子坐着,闭了眼睛,摸了好一会,呆了好一会;便张开他鬼眼睛说,“不要乱想。静静的养几天,就好了。”

不要乱想,静静的养!养肥了,他们是自然可以多吃;我有什么好处,怎么会“好了”?他们这群人,又想吃人,又是鬼鬼祟祟,想法子遮掩,不敢直捷下手,真要令我笑死。我忍不住,便放声大笑起来,十分快活。自己晓得这笑声里面,有的是义勇和正气。老头子和大哥,都失了色,被我这勇气正气镇压住了。

但是我有勇气,他们便越想吃我,沾光一点这勇气。老头子跨出门,走不多远,便低声对大哥说道,“赶紧吃罢!”大哥点点头。原来也有你!这一件大发现,虽似意外,也在意中:合伙吃我的人,便是我的哥哥!

吃人的是我哥哥!

我是吃人的人的兄弟!

我自己被人吃了,可仍然是吃人的人的兄弟!



这几天是退一步想:假使那老头子不是刽子手扮的,真是医生,也仍然是吃人的人。他们的祖师李时珍做的“本草什么”上,明明写着人肉可以煎吃;他还能说自己不吃人么?

至于我家大哥,也毫不冤枉他。他对我讲书的时候,亲口说过可以“易子而食”;又一回偶然议论起一个不好的人,他便说不但该杀,还当“食肉寝皮”。我那时年纪还小,心跳了好半天。前天狼子村佃户来说吃心肝的事,他也毫不奇怪,不住的点头。可见心思是同从前一样狠。既然可以“易子而食”,便什么都易得,什么人都吃得。我从前单听他讲道理,也糊涂过去;现在晓得他讲道理的时候,不但唇边还抹着人油,而且心里满装着吃人的意思。



黑漆漆的,不知是日是夜。赵家的狗又叫起来了。

狮子似的凶心,兔子的怯弱,狐狸的狡猾,……



我晓得他们的方法,直捷杀了,是不肯的,而且也不敢,怕有祸祟。所以他们大家连络,布满了罗网,逼我自戕。试看前几天街上男女的样子,和这几天我大哥的作为,便足可悟出八九分了。最好是解下腰带,挂在梁上,自己紧紧勒死;他们没有杀人的罪名,又偿了心愿,自然都欢天喜地的发出一种呜呜咽咽的笑声。否则惊吓忧愁死了,虽则略瘦,也还可以首肯几下。

他们是只会吃死肉的!——记得什么书上说,有一种东西,叫“海乙那”的,眼光和样子都很难看;时常吃死肉,连极大的骨头,都细细嚼烂,咽下肚子去,想起来也教人害怕。 “海乙那”是狼的亲眷,狼是狗的本家。前天赵家的狗,看我几眼,可见他也同谋,早已接洽。老头子眼看着地,岂能瞒得过我。

最可怜的是我的大哥,他也是人,何以毫不害怕;而且合伙吃我呢?还是历来惯了,不以为非呢?还是丧了良心,明知故犯呢?

我诅咒吃人的人,先从他起头;要劝转吃人的人,也先从他下手。



其实这种道理,到了现在,他们也该早已懂得,……

忽然来了一个人,年纪不过二十左右,相貌是不很看得清楚,满面笑容,对我点头,他的笑也不像真笑。我便问他, “吃人的事,对么?”他仍然笑着说,“不是荒年,怎么会吃人。”我立刻就晓得,他也是一伙,喜欢吃人的;便自勇气百倍,偏要问他。

“对么?”

“这等事问他什么。你真会……说笑话。……今天天气很好。”

天气是好,月色也很亮了。可是我要问你,“对么?”

他不以为然了。含含糊糊的答道,“不……”

“不对?他们何以竟吃?!”

“没有的事……”

“没有的事?狼子村现吃;还有书上都写着,通红崭新!”

他便变了脸,铁一般青。睁着眼说,“有许有的,这是从来如此……”

“从来如此,便对么?”

“我不同你讲这些道理,总之你不该说,你说便是你错!”

我直跳起来,张开眼,这人便不见了。全身出了一大片汗。他的年纪,比我大哥小得远,居然也是一伙;这一定是他娘老子先教的。还怕已经教给他儿子了;所以连小孩子,也都恶狠狠的看我。



自己想吃人,又怕被别人吃了,都用着疑心极深的眼光,面面相觑。……

去了这心思,放心做事走路吃饭睡觉,何等舒服。这只是一条门槛,一个关头。他们可是父子兄弟夫妇朋友师生仇敌和各不相识的人,都结成一伙,互相劝勉,互相牵掣,死也不肯跨过这一步。



大清早,去寻我大哥;他立在堂门外看天,我便走到他背后,拦住门,格外沉静、格外和气的对他说:“大哥,我有话告诉你。”

“你说就是。”他赶紧回过脸来,点点头。

“我只有几句话,可是说不出来。大哥,大约当初野蛮的人,都吃过一点人。后来因为心思不同,有的不吃人了,一味要好,便变了人,变了真的人。有的却还吃,——也同虫子一样,有的变了鱼鸟猴子,一直变到人。有的不要好,至今还是虫子。这吃人的人比不吃人的人,何等惭愧。怕比虫子的惭愧猴子,还差得很远很远。

“易牙蒸了他儿子,给桀纣吃,还是一直从前的事。谁晓得从盘古开辟天地以后,一直吃到易牙的儿子;从易牙的儿子,一直吃到徐锡林;从徐锡林,又一直吃到狼子村捉住的人。去年城里杀了犯人,还有一个生痨病的人,用馒头蘸血舐。

“他们要吃我,你一个人,原也无法可想;然而又何必去入伙。吃人的人,什么事做不出;他们会吃我,也会吃你,一伙里面,也会自吃。但只要转一步,只要立刻改了,也就人人太平。虽然从来如此,我们今天也可以格外要好,说是不能!大哥,我相信你能说,前天佃户要减租,你说过不能。”

当初,他还只是冷笑,随后眼光便凶狠起来,一到说破他们的隐情,那就满脸都变成青色了。大门外立着一伙人,赵贵翁和他的狗,也在里面,都探头探脑的挨进来。有的是看不出面貌,似乎用布蒙着;有的是仍旧青面獠牙,抿着嘴笑。我认识他们是一伙,都是吃人的人。可是也晓得他们心思很不一样,一种是以为从来如此,应该吃的;一种是知道不该吃,可是仍然要吃,又怕别人说破他,所以听了我的话,越发气愤不过,可是抿着嘴冷笑。

这时候,大哥也忽然显出凶相,高声喝道:

“都出去!疯子有什么好看!”

这时候,我又懂得一件他们的巧妙了。他们岂但不肯改,而且早已布置;预备下一个疯子的名目罩上我。将来吃了,不但太平无事,怕还会有人见情。佃户说的大家吃了一个恶人,正是这方法。这是他们的老谱!

陈老五也气愤愤的直走进来。如何按得住我的口,我偏要对这伙人说:

“你们可以改了,从真心改起!要晓得将来容不得吃人的人,活在世上。

“你们要不改,自己也会吃尽。即使生得多,也会给真的人除灭了,同猎人打完狼子一样!——同虫子一样!”

那一伙人,都被陈老五赶走了。大哥也不知那里去了。陈老五劝我回屋子里去。屋里面全是黑沉沉的。横梁和椽子都在头上发抖;抖了一会,就大起来,堆在我身上。

万分沉重,动弹不得;他的意思是要我死。我晓得他的沉重是假的,便挣扎出来,出了一身汗。可是偏要说:

“你们立刻改了,从真心改起!你们要晓得将来是容不得吃人的人,……”

十一

太阳也不出,门也不开,日日是两顿饭。

我捏起筷子,便想起我大哥;晓得妹子死掉的缘故,也全在他。那时我妹子才五岁,可爱可怜的样子,还在眼前。母亲哭个不住,他却劝母亲不要哭;大约因为自己吃了,哭起来不免有点过意不去。如果还能过意不去,……

妹子是被大哥吃了,母亲知道没有,我可不得而知。

母亲想也知道;不过哭的时候,却并没有说明,大约也以为应当的了。记得我四五岁时,坐在堂前乘凉,大哥说爷娘生病,做儿子的须割下一片肉来,煮熟了请他吃,才算好人;母亲也没有说不行。一片吃得,整个的自然也吃得。但是那天的哭法,现在想起来,实在还教人伤心,这真是奇极的事!

十二

不能想了。

四千年来时时吃人的地方,今天才明白,我也在其中混了多年;大哥正管着家务,妹子恰恰死了,他未必不和在饭菜里,暗暗给我们吃。

我未必无意之中,不吃了我妹子的几片肉,现在也轮到我自己,……

有了四千年吃人履历的我,当初虽然不知道,现在明白,难见真的人!

十三

没有吃过人的孩子,或者还有?

救救孩子……

一九一八年四月
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