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CAPÍTULO 2-(9)第二回 王教头私走延安府 九纹龙大闹史家村(9)

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发表于 2019-12-15 15:38:06 | 显示全部楼层 |阅读模式
CAPÍTULO 2-(9)第二回 王教头私走延安府 九纹龙大闹史家村(9)
El instructor de armas Wang viaja en secreto a la prefectura de Yan'an;
Shi Jin Nueve Dragones causa un pandemónium en la Aldea de la Familia Shi

Hablaremos, más bien, de los tres jefes de la banda del monte Shaohua. Cierto día se sentaron y conferenciaron. El líder, Zhu Wu, el Milagroso Estratega, era de Dingyuan. Sus armas eran dos espadas. A pesar de no ser un luchador particularmente bueno, era diestro en tácticas de combate, y un inteligente estratega. Chen Da, el segundo, era de la ciudad de Yecheng. Manejaba una lanza con punta de acero. El tercero, Yang Chun, era de la región de Xieliang, en Puzhou, y usaba una alabarda.
—He escuchado que la región de Huayin está ofreciendo una recompensa de tres mil sartas de monedas, y también reuniendo hombres para que nos apresen—dijo Zhu Wa—. Cuando lleguen les daremos una batalla sangrienta. El problema es que estamos cortos de dinero y de grano. Será mejor que salgamos y robemos una cierta cantidad. Necesitamos una reserva de grano por si las tropas nos asedian.
—Es cierto—dijo Chen Da, el Tigre Atacador de Gargantas—. Exijamos grano de la región de Huayin, y veamos cómo responden.
—No vayan a Huayin—aconsejó Yang Chun, la Serpiente Moteada de Blanco—.Pucheng sería mejor. Es algo seguro.
—No hay mucha gente en Pucheng—dijo Chen Da—, y no tienen mucho dinero, ni grano. Yo estoy a favor de la incursión a Huayin. Allí la  gente es próspera, tienen dinero y grano en abundancia.
―No comprendes, hermano—dijo Yang Chun—. Para llegar a Huayin, hay que pasar por la Aldea de la Familia Shi. Ese Shi Jin Nueve Dragones es muy rudo. No es prudente provocarlo. Nunca nos dejaría pasar.
—Es un argumento poco convincente, hermano—dijo Chen Da—. Si no podemos pasar por una simple aldea, ¿cómo vamos a enfrentarnos a las tropas del gobierno?
―No deberías subestimar a Shi Jin, hermano ―contestó Yang Chun—. Es fiero de veras.
—También yo he escuchado que es muy valiente—dijo Zhu Wu—. Dicen que su habilidad con las armas es de primera. Hermanos, no vayamos.
—¡Cierren sus cobardes bocas!—gritó Chen Da—. Alabando el coraje de otro les mengua el suyo. Después de todo es un ser humano. ¿Acaso tiene tres cabezas y seis brazos? ¡No lo creo!—Y ordenó a sus cohortes—: Traigan mi caballo. Voy a atacar la Aldea de la Familia Shi, y luego tomaré Huayin.
Zhu Wu y Yang Chun trataron de disuadirlo, mas no lo lograron. Se puso una armadura y montó su caballo, juntó ciento cincuenta hombres y, entre redobles de tambor y estrépitos de gong, empezó a descender la montaña hacia la Aldea de la Familia Shi.
Shi Jin, estaba frente a su casa pasando revista a las armas y al aparejo de sus hombres, cuando uno de sus sirvientes le trajo la noticia. Inmediatamente hizo tocar la alarma con un segmento de bambú. De todos lados llegaron corriendo hasta la casa, con las armas al hombro, los hombres de las cuatrocientas familias de la aldea. Encontraron a Shi Jin vestido de turbante, cota de malla bermellón, peto y espaldar de hierro, bata negra bordada, botas verdes y cinturón de cuero. Cargaba un arco y una aljaba llena de flechas, y empuñaba una espada de doble filo y triple punta, con cuatro orificios y ocho anillos.
Un sirviente le alcanzó su brioso caballo rojo. Shi Jin montó y levantó su espada. Precedido por cuarenta fornidos sirvientes y seguido por noventa aldeanos y campesinos, se puso en camino. Cerraba la marcha el resto de los aldeanos que, entre gritos y vítores, los acompañaron hasta la salida septentrional de la aldea.
Inmediatamente Chen Da condujo a sus hombres montaña abajo y les ordenó dispersarse. Shijin vio que llevaba un sombrero cóncavo rojo, una cota de malla dorada, una bata roja y unas botas de suela gruesa. Montaba un alto caballo blanco y empuñaba una lanza con punta de acero de dieciocho pies de largo. Los hombres de ambos bandos lanzaron un fiero alarido.
Desde sus cabalgaduras, los dos líderes se miraron. Chen Da, hizo una reverencia desde su montura.
—Asesinas e incendias, robas y saqueas, todos tus terribles crímenes son penables con la muerte—gritó Shijin—.¿De dónde sacas el rencor necesario para venir a retorcerle los bigotes al tigre?
—En nuestra fortaleza de la montaña estamos cortos de grano—contestó Chen Da—.Tenemos la esperanza de conseguir prestada cierta cantidad en Huayin. El camino nos trajo hacia su honorable casa, pero por supuesto aquí no nos atreveríamos a tocar una sola brizna de hierba. Permítanos pasar. A nuestro regreso le retribuiremos en la debida forma.
―Tonterías. Soy un jefe de guardia. He estado pensando ir tras de ustedes, bandidos pero ustedes han llegado a mí. Si los dejo ir y el magistrado se entera, me veré implicado.
—"Dentro de los cuatro mares, todos los hombres somos hermanos." Moléstese en dejamos pasar.
—Basta de charla ociosa. Aun si estuviera dispuesto, hay otro que no estaría de acuerdo. Tendrás que preguntárselo.
―¿De quién se trata, buen valiente?
―¡De esta espada que empuño!
Chen Da montó en cólera.
―No me presione demasiado. Me forzará a desquitarme.
Shijin, también airado, blandió su espada, picó a su caballo y atacó. Chen Da le dió una palmada a su cabalgadura y salió al galope, blandiendo su lanza. Los dos hombres se encontraron y empezaron a luchar. Luego de varios asaltos, Shijin hizo una finta simulando dejar su pecho expuesto, y Chen Da se abalanzó sobre él. El joven señor eludió la veloz lanza. Sus cuerpos se toparon. Shijin estiró su ágil brazo hacia la cintura de Chen Da, lo tomó por la faja plisada, y de un rápido tirón lo lanzó de su montura adornada al suelo. El caballo del líder de los bandidos huyó veloz como el viento. Shi Jin ordenó a sus hombres que ataran a Chen Da. Los demás bandidos fueron ahuyentados.
Shijin regresó a su casa y mandó amarrar a Chen Da a una columna del patio. Decidió que tan pronto capturara a los otros dos jefes, los entregaría a las autoridades y reclamaría la recompensa. Sirvió vino a sus hombres y les dijo que podían irse. Estos bebieron y alabaron su valentía.
且说少华山寨中三个头领坐定商议:为头的神机军师朱武,那人原是定远人氏,能使两口双刀,虽无十分本事,却精通阵法,广有谋略;第二个好汉姓陈,名达,原是邺城人氏,使一条出白点钢枪;第三个好汉姓杨,名春,蒲州解良县人氏,使一口大杆刀。当日朱武却与陈达、杨春说道:“如今我听知华阴县里出三千贯赏钱,召人捉我们,诚恐来时要与他厮杀。只是山寨钱粮欠少,如何不去劫掳些来,以供山寨之用?聚积些粮食在寨里,防备官军来时,好和他打熬。”跳涧虎陈达道:“说得是。如今便去华阴县里先问他借粮,看他如何。”白花蛇杨春道:“不要华阴县去;只去蒲城县,万无一失。”陈达道:“蒲城县人户稀少,钱粮不多,不 如只打华阴县;那里人民丰富,钱粮广有。”杨春道:“哥哥不知:若是打华阴县时,须从史家村过。那个九纹龙史进是个大虫,不可去撩拨他。他如何肯放我们过去?”陈达道:“兄弟好懦弱!一个村坊,过去不得,怎地敢抵敌官军?”杨春道:“哥哥不可小觑了他!那人端的了得!”朱武道:“我也曾闻他十分英雄,说这人真有本事。兄弟休去罢。”陈达叫将起来,说道:“你两个闭了鸟嘴!长别人志气,灭自己威风!他只是一个人,须不三头六臂?我不信!”喝叫小喽啰:“快备我的马来!如今便先去打史家庄,后取华阴县!”朱武、杨春再三谏劝,陈达那里肯听?随即披挂上马,点了一百四五十小喽啰,鸣锣擂鼓,下山望史家村去了。
且说史进正在庄前整制刀马,只见庄客报知此事。史进听得,就庄上敲起梆子来。那庄前、庄后、庄东、庄西,三四百史家庄户,听得梆子响,都拖枪曳棒,聚起三四百人,一齐都到史家庄上。看了史进:头戴一字巾,身披朱红甲,上穿青锦袄,下着抹绿靴,腰系皮搭膊,前后铁掩心;一张弓,一壶箭,手里拿一把三尖两刃四窍八环刀。庄客牵过那匹火炭赤马。史进上了马,绰了刀,前面摆着三四十壮健的庄客,后面列着八九十村蠢的乡夫,各史家庄户都跟在后头,一齐呐喊,直到村北路口。那少华山陈达引了人马飞奔 到山坡下,便将小喽啰摆开。史进看时,见陈达头戴干红凹面巾,身披裹金生铁甲,上穿一领红衲袄,脚穿一对吊墩靴,腰系七尺攒线搭膊,坐骑一匹高头白马,手中横着丈八点钢矛。小喽啰趁势便呐喊。二员将就马上相见。
陈达在马上看着史进,欠身施礼。史进喝道:“汝等杀人放火,打家劫舍,犯着迷天大罪,都是该死的人!你也须有耳朵!好大胆,直来太岁头上动土!”陈达在马上答道:“俺山寨里欠少些粮食,欲往华阴县借粮;经由贵庄,假一条路,并不敢动一根草。可放我们过去,回来自当拜谢。”史进道:“胡说!俺家见当里正,正要来拿你这伙贼;今日倒来经由我村中过,却不拿你,倒放你过去?本县知道,须连累于我。”陈达道:“‘四海之内,皆兄弟也’,相烦借一条路。”史进道:“什么闲话!我便肯时,有一个不肯!你问得他肯便去!”陈达道:“好汉,叫我问谁?”史进道:“你问得我手里这口刀肯,便放你去!”陈达大怒道:“赶人不要赶上!休得要逞精神!”史进也怒,轮手中刀,骤坐下马,来战陈达。陈达也拍马挺枪来迎史进。两个交马,斗了多时,史进卖个破绽,让陈达把枪望心窝里搠来;史进却把腰一闪,陈达和枪攧入怀里来;史进轻舒猿臂,款扭狼腰,只一挟,把陈达轻轻摘离了嵌花鞍,款款揪住了线搭膊,只一丢,丢落地, 那匹战马拨风也似去了。史进叫庄客将陈达绑缚了。众人把小喽啰一赶都走了。史进回到庄上,把陈达绑在庭心内柱上,等待一发拿了那两个贼首,一并解官请赏。且把酒来赏了众人,教且权散。众人喝采:“不枉了史大郎如此豪杰!”
We'll speak instead of the three bandit chieftains on Mount Shaohua. They sat down, one day, and conferred. Zhu Wu the Miraculous Strategist, their leader, was from Dingyuan. His weapons were two swords. Although not an especially good fighter, he was skilled in battle tactics and was a clever strategist. The second in command, Chen Da was from the city of Yecheng. He wielded a steel-tipped spear. Yang Chun, number three, was from Xieliang County in Puzhou. He used a halberd.
“I hear that Huayin County is offering a reward of three thousand strings of cash and is mustering men to arrest us,” said Zhu Wu. “We'll give them a bloody battle when they come. The trouble is we're short of money and grain. We'd better go out and rob some. We'll need a grain reserve to see us through if troops besiege us.”
“That's right,” said Chen Da the Gorge-Leaping Tiger. “Let's demand grain from Huayin County, and see what they do about it.”
“Don't go to Huayin,” Yang Chun the White-Spotted Snake advised. “Pucheng would be better. It's a sure thing.”
“There aren't many people in Pucheng,” said Chen Da, “and they don't have much money or grain. I'm for raiding Huayin. The people are prosperous there. They've money and grain aplenty.”
“You don't understand, brother,” said Yang Chun. “To get to Huayin, we have to pass Shi Family Village. That Nine Dragons Shi Jin is very tough. It's not wise to stir him up. He'd never let us by.”
“Weak talk, brother,” said Chen Da. “If we can't get past a mere village, how are we going to stand up against government troops?”
“You shouldn't underestimate Shi Jin, brother,” Yang Chun replied. “He's really fierce.”
“I too have heard that he's very brave,” said Zhu Wu. “They say his skill with weapons is first rate. Let's not go, brothers.”
“Shut your craven mouths,” Chen Da cried. “Praising other people's courage pulls down your own. After all he's only human. Does he have three heads and six arms? I don't believe it!” And he shouted to his cohorts: “Get my horse. I'm going to attack Shi Family Village, then I'm going to take Huayin.”
Zhu Wu and Yang Chun tried to dissuade him, but he wouldn't listen. He donned armor and mounted his horse, picked a hundred and fifty men and, drums beating and gongs crashing, started down the mountain towards Shi Family Village.
Shi Jin, who was in front of the manor checking his men's arms and equipment, was informed of this by one of his vassals. He promptly had the alarm beat out on a bamboo segment. From all sides men of the four hundred village families came running to the manor, carrying their weapons. They found Shi Jin wearing a ridged turban, a vermilion coat of mail, iron breastplate and backpiece, an embroidered black robe, green boots and a leather belt. He had a bow and a quiver of arrows, and he grasped a three-pointed double-edged sword with four holes and eight rings.
A vassal led forward his fiery red horse. Shi Jin mounted. He raised his sword. Preceded by forty strong vassals and followed by ninety villagers and peasants, Shi Jin set forth. Shouting and cheering, the rest of the villagers brought up the rear and followed them to the road north of the village.
Chen Da led his men swiftly down the mountain and told them to spread out. Shi Jin saw that he was wearing a red concave hat, a golden suit of mail, a red robe and thick-soled boots. Around his waist was a long plaited girdle. He rode a high white horse and carried level a steel-tipped lance eighteen feet long. The men on both sides set up a fierce cry.
From their mounts, the two leaders looked at each other. Chen Da bowed in his saddle.
“You murder and burn, rob and plunder, your terrible crimes are all punishable by death,” Shi Jin shouted. “Haven't you heard of me? Where do you get the gall to come and tweak the tiger's whiskers?”
“We're short of grain in our mountain fortress,” Chen Da replied. “We hope to borrow some in Huayin. The road brings us by your honorable manor, but of course we wouldn't dare touch a blade of grass here. Let us pass. We'll thank you properly on our return.”
“Nonsense. I'm a ward chief. I've been meaning to go out after you bandits, but now you've come to me. If I let you go and the magistrate hears about it, I'll be implicated.”
“'Within the four seas, all men are brothers.' We'll trouble you to let us by.”
“Enough of idle chatter. Even if I were willing, there's another who won't agree. You'll have to ask him.”
“And who is that, good valiant?”
“This sword in my hand!”
Chen Da grew angry. “Don't push me too far. You'll force me to retaliate!”
Shi Jin, also angry,-flourished his sword, spurred his horse and charged. Chen Da struck his own mount and galloped forward with levelled lance. The two men clashed and fought. After several rounds, Shi Jin feinted, pretending to leave his chest exposed, and Chen Da lunged. The young squire dodged the streaking lance. Their bodies met. Shi Jin threw an agile arm around Chen Da's waist, seized him by his plaited girdle and, with a quick twist, lifted him from his decorated saddle and flung him to the ground. The bandit leader's horse dashed away like the wind. Shi Jin shouted for his men to tie Chen Da up. The rest of the bandits were driven off.
Shi Jin returned to the manor and had Chen Da bound to a pillar in the courtyard. He decided that when he captured the other two bandit chieftains as well he would turn all three over to the authorities and claim the reward. He dispensed wine to his men and told them they could go. They drank, praising his courage.

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